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El pizarrón mágico

El pizarrón mágico
Por Pedro Pablo Sacristán

Iba una vez un niño caminando por un bosque, cuando sobre un viejo árbol encontró un gran pizarrón, con una caja de gises de cuyas puntas salían brillantes chispas. El niño tomó uno de los gises y comenzó a dibujar: primero un árbol, luego un conejo, luego una flor…
Mágicamente, en cuanto terminaba cada figura, ésta cobraba vida saliendo de la pizarra.

Así que en un momento, aquel lugar se convirtió en un estupendo bosque verde, lleno de animales que jugaban divertidos. Emocionado, el niño dibujó también a sus padres y hermanos disfrutando de un día de picnic, con sus bocadillos, y dibujó también los platos y vasos abandonados en el suelo, como solían hacer.

Pero cuando los desperdicios cobraron vida, sucedió algo terrible: alrededor de cada plato y cada vaso, el bosque iba enfermando y volviéndose de color gris, y el color gris comenzó a extenderse rápidamente a todo: al césped, a las flores, a los animales… El niño se dio cuenta de que todo aquello lo provocaban los desperdicios, así que corrió por el bosque con el borrador en la mano para borrarlos allá donde habían caído. Tuvo suerte, y como fue rápido y no dejó ni un sólo desperdicio, el bosque y sus animales pudieron recuperarse y jugaron juntos y divertidos el resto del día.

El niño no volvió a ver nunca más aquella pizarra, pero ahora, cada vez que va al campo con su familia, se acuerda de su aventura y es el primero en recoger todos los desperdicios, y en recordar a todos que cualquier cosa que dejen abandonada supondrá un gran daño para todos los animales.

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La carrera por la ciudad

La carrera por la ciudad
Elecciones 2013

Esta semana arranca el periodo de campaña electoral por diputaciones locales y alcaldías en el estado de Oaxaca. Entre las que estarán en contienda se encuentra el municipio de Oaxaca de Juárez, el más poblado e importante desde el punto de vista económico y político.

Por la alcaldía de la ciudad se enfrentarán cinco candidatos que, avalados por diversos partidos políticos  intentarán hacerse del poder de decisión sobre su futuro, y así tratar de impulsar un programa político que regirá en parte el destino de los cerca de 260 mil habitantes del municipio y buena parte de los casi 600 mil que habitan en la Zona Metropolitana de esta ciudad que integra más de 20 municipios.

Pero aquí, pese a lo obvio, se abre una enorme pregunta. ¿Qué es lo que se pretende gobernar en realidad? La ciudad de Oaxaca y el municipio de Oaxaca de Juárez de manera muy particular, enfrentan una situación muy grave en muchos, si no es que en casi todos sus apartados. Desde lo que tiene que ver con la falta de infraestructuras y equipamientos básicos, hasta los altos índices de marginación y violencia urbana que se reportan desde los datos oficiales.

Un ejemplo. El documento denominado RETOS DE LA COMPETITIVIDAD URBANA EN MÉXICO publicado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE) en el 2012 y que mide cuatro indicadores generales de un grupo de 74 ciudades mexicanas y sus zonas metropolitanas: Económico, Institucional, Socio-demográfico y Urbano, ubica nuestra ciudad en el número 57 en cuanto a las mediciones generales.

La cosa no se queda allí. Si dejamos en el listado sólo las ciudades capitales de los estados, nos daremos cuenta que la nuestra sólo supera a dos ciudades: Campeche y Chilpancingo. Esto pese a que nuestro estado tiene el sexto presupuesto más grande de la Federación. Lo que nos coloca en la cola del sistema urbano en cuanto a competitividad, cosa que difícilmente permitirá que esta urbe entre en el concierto del que forman parte ya muchas ciudades, que en ocasiones se despegan del desarrollo de sus propios estados.

Pero esto se ve lejos de conseguir. Ya situados en el plano internacional tenemos que hacer notar que la primera ciudad mexicana en el ranking mundial de competitividad urbana sería la Ciudad de México, colocada en el lugar 74, y Ciudad Juárez sería la última en el número 195. Cuesta trabajo imaginar donde tendría lugar una ciudad como la nuestra en este listado mundial.

Y si hacemos este análisis poco optimista de la realidad del entramado urbano de la ciudad de Oaxaca y sus habitantes en este preciso momento es porque no podemos seguir esquivando la responsabilidad que tenemos todos los sectores de la sociedad y, en especial el político, para trabajar en que se superen todos estos rezagos.

Ejemplos de grandes transformaciones urbanas que han llevado una ciudad del fondo a lo alto de la lista podemos encontrar muchos.

Quizás el más sonado de todos sea sin duda la ciudad de Singapur en la Península Malaya, en Asia. Hace treinta años casi nadie hubiera apostado por un pueblo de pescadores y revendedores como una de las urbes que guiarían el cambio de la economía global. Sin embargo, hoy es difícil suponer que el dinamismo desatado en esa parte del planeta pudiera prescindir de una ciudad como ésta.

Lo que ha marcado la diferencia entre las ciudades en los últimos tiempos no ha sido otra cosa que la innovación. Las fórmulas tradicionales han mostrado ineficiencia para resolver los grandes retos que han enfrentado. Pero el problema es que para implementar estas soluciones transformadoras se requieren dos cosas fundamentales: atraer a los especialistas encargados de llevarlas a acabo y determinación política.

Estos dos componentes pueden llegar a representar la diferencia entre el antes y el después de una urbe, entre el que mantengamos una caída en cada renglón de las mediciones nacionales o que se lideree en lo regional.

La carrera por la alcaldía del ayuntamiento de Oaxaca de Juárez debe representar entonces no sólo una búsqueda por el poder y el control. Debiera significar un paso adelante en la búsqueda de nuevas soluciones y tratar de llevar a nuestra ciudad y sus habitantes a un mejor nivel de vida.

De absorber los rezagos y deudas históricas que se mantienen con su sociedad, darnos cuenta que mantener las cosas como están resulta sólo bueno para unos cuantos pero muy malo para mayoría. Al final, ya quedan pocos peldaños por debajo de nosotros y más vale empezar a mirar los de arriba.

Para saber más: http://www.cide.edu.mx/documento-de-divulgacion-indice-competitividad-CIDE-2012.pdf

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Día Mundial de los Océanos

Día Mundial de los Océanos

¿Sabías que el 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos? Desde 1992 algunas organizaciones decidieron hacer muchas actividades para proteger los océanos. El tema de este año es: “Juntos tenemos el poder de proteger los océanos”.

Los océanos cubren casi tres cuartas partes de nuestro planeta y cumplen muchas funciones importantes: son grandes vías de transportación, nos proporcionan alimentos y diversión, son el hábitat de cientos de miles de especies, ayudan a regular la temperatura de nuestro planeta y muchísimas cosas más. Los océanos son importantísimos para todas las formas de vida.

Sin embargo, la contaminación, el calentamiento global y otras actividades humanas, los está dañando. Por eso, es importante que TODOS llevemos a cabo acciones para cuidarlo. Te damos algunos consejos fáciles que puedes seguir.

-Usa menos productos de plástico. Es común que las bolsas de plástico y los empaques terminen en el mar, enredando y matando a miles de animales marinos cada año.

-Cuando vayas a la playa limpia bien el lugar donde has estado para que la basura no llegue al mar.
No compres productos que dañan la vida marina. La joyería hecha con coral y conchas, por ejemplo, destruye especies importantes.

-Aprende más sobre los océanos y la vida marina. Te invitamos a visitar la Biblioteca Infantil o a usar el internet. En ambos lugares puedes encontrar mucha información interesante y divertida que te enseñará a cuidar de nuestros océanos.

Celebrar este día nos da la oportunidad de honrar los océanos del mundo, recordar lo importante que son para la vida en nuestro planeta y apreciar su valor.

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La calle IV

La calle IV
La parte ecológica

Si consideramos que la mayor parte del espacio público con que cuenta una urbe, la que sea, y se toma en cuenta que casi tres cuartas partes del total de este espacio corresponde a sus calles, quizás sea tiempo de hacer una reflexión sobre el papel que juegan estos lugares dentro del sentido ambiental de la ciudad, ese factor del que se habla mucho, pero del que sin embargo se conoce y se hace poco.

Las ciudades en nuestro país albergan hoy día a casi el 80% de los mexicanos. Esta realidad continúa en proceso de crecimiento, y marca hasta el día de hoy una tendencia que no tenemos claro cuando se detendrá.

Este fenómeno ha traído diversas consecuencia, que van desde el abandono de muchos asentamientos menores y una consecuente baja en la densidad de población de grandes extensiones de territorio, hasta la transformación de la vida en el campo que cada vez se constituye como un espejo de la vida urbana con la que alguna vez estuvo en oposición.

Y en este proceso de urbanización casi voraz es donde no se ha podido dar un salto seguro en dirección de un equilibrio entre ciudad y medio ambiente. Ninguna ciudad en nuestro país cumple con las recomendaciones oficiales respecto a la media de espacio verde que requiere una persona para lograr un desarrollo justo y equilibrado.

Las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud recomiendan al menos una reserva de área verde de 9 m2 por habitante, aunque la verdadera meta asciende a casi el doble, 16 m2 por persona. Ninguna ciudad de nuestro entorno se adapta a esta realidad, y es que quizás hemos puesto no sólo demasiado concreto al espacio vital que poblamos, sino que no hemos encontrado la estrategia que nos conduzca a generar espacios más verdes en cualquier lado donde haya oportunidad.

Ante el tempestuoso crecimiento de la mancha urbana allí donde se extiende, y bajo los mecanismos que han regido ese crecimiento en la mayor parte del territorio urbano, que poco tiene que ver con la planeación y la regulación, la verdadera lógica que ha guiado la ocupación del suelo y el crecimiento de las ciudades tiene que ver más bien con la comercialización del territorio bajo cualquier esquema hasta el último metro cuadrado.

Bajo este esquema, suponer que se generaría una reserva de espacio dedicada al esparcimiento, la relajación o simple contemplación de la naturaleza, parece más una ilusión que un hecho alcanzable.

Pero frente a esta realidad, ¿qué nos queda? ¿Abrir la ciudad de tajo para intentar introducir alguna zona verde entre el tejido urbano ya consolidado? Puede ser pero… Quizás debamos plantearnos el conceder otro uso a lo que como hemos mencionado al inicio de este artículo, representa la mayor parte del espacio colectivo de cualquier ciudad en casi cualquier lugar: la calle.

Supongamos por un momento que este elemento con el que estamos tan familiarizados cada día -la calle- que da salida a nuestra puerta, se transformara a sí misma en una parte contante de la reserva de espacio verde con que cuenta la ciudad.

Bajo un adecuado diseño del espacio urbano esta condición puede transformare en una realidad. De hecho, así lo es en muchas de las ciudades más equilibradas y desarrolladas del planeta.

En esos lugares la calle no es totalmente propiedad de los vehículos de motor y sus habitantes conviven diariamente con el concepto que hace de la calle el espacio para jugar y convivir que siempre ha sido y que nunca debió de dejar de ser. La pérdida de esa capacidad ha significado un enorme precio en lo ambiental, pero quizás sea en lo social en donde más hemos pagado.

Si cada calle de nuestra ciudad pudiera alojar una fila de árboles de distintas especies, así como otras especies vegetales. Si nuestras calles y banquetas permitieran la absorción de agua para luego trasladarla al manto freático y facilitar la recarga de los acuíferos, si detrás de esto arribaran de nuevo especies de insectos y animales a poblar estos espacios junto con nosotros, nuestra ciudad sería distinta.

La calle, como hemos intentado explicar en esta serie, puede ser el invento más natural y genial de la sociedad, es una plataforma única donde se gestan y se generan cambios en la humanidad. Por qué no reconsiderarla, dejarla respirar y darle oportunidad de ser ese pulmón que tanto nos hace falta.

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