Ciclo de Cine Medioambiental
Ciclo de Cine Medioambiental
La última hora
Dirección: Nadia Conners, Leila Petersen / Estados Unidos / 2007 / Documental / 95 min.
3 de junio
Horario: 19:00 h
Dirigida al público en general
Una mirada a la situación del medio ambiente en general, incluyendo soluciones visionarias y prácticas para la restauración de los ecosistemas del planeta.
Earthlings
Dirección: Shaun Monson / Estados Unidos / 2005 / Documental / 108 min.
17 de junio
Horario: 19:00 h
Dirigida al público en general
A través del uso de cámaras ocultas y escenas nunca antes vistas, este documental narra las prácticas del día a día de las industrias más grandes del mundo, las cuales se enriquecen a costa de los animales.
Planeta Plástico
Dirección: Werner Boote / Austria – Alemania / 2009 / Documental / 95 min.
24 de junio
Horario: 19:00 h
Dirigida al público en general
Una mirada al material controvertido y fascinante que se encuentra en todas las facetas de nuestra vida cotidiana: el plástico. Una muestra de cómo este material se ha convertido en una amenaza tanto para el medio ambiente como para la salud humana.
Food, Inc.
Dirección: Robert Kenner / Estados Unidos / 2008 / Documental / 94 min.
25 de junio
Horario: 19:00 h
Dirigida al público en general
Una mirada poco halagadora dentro de la industria alimentaria controlada por las corporaciones de Estados Unidos.
Sedatu y el Nuevo Desarrollo Urbano en México
Este viernes en Casa de la Ciudad, Alejandro Nieto Enríquez, subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, y Mariana Orozco Camacho, coordinadora de la Estrategia de Movilidad Urbana Sustentable de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) impartirán una conferencia sobre el nuevo desarrollo urbano en México
Oaxaca, Oax.- Acortar las distancias, reducir los costos en el transporte, resolver las necesidades básicas de los habitantes, caminando, en bicicleta o en transporte público, son sólo algunos de los principios básicos que están cambiando la forma de entender y planificar nuestras ciudades y, de esta forma, asegurarles un mejor futuro.
Este es el caso del nuevo desarrollo urbano en México, impulsado por la Sedatu, organismo gubernamental que apuesta por políticas públicas y estrategias que impulsen una planeación urbana sustentable a nivel nacional.
En esta presentación el maestro Alejandro Nieto y la licenciada Mariana Orozco Camacho hablarán de esta nueva visión y de los conceptos y programas que se están implementando para lograr un desarrollo urbano sustentable para las ciudades mexicanas.
La conferencia Sedatu y el Nuevo Desarrollo Urbano en México, de entrada libre, se llevará a cabo el viernes 29 de mayo, a las 18:00 horas en Casa de la Ciudad, una iniciativa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO), que se encuentra ubicada en la calle de Porfirio Díaz nº 115, esquina Morelos, Centro Histórico, de la ciudad de Oaxaca.
Un cajón de estacionamiento: 266 mil pesos
Hace ya varios meses que arrastramos un debate local que una vez más ha dividido la opinión pública de quienes habitan esta ciudad. La construcción de un Centro “Cultural” y de Convenciones en las faldas del cerro del Fortín, cerca de donde se ubica actualmente el auditorio de la Guelaguetza, se ha convertido en un tema álgido del cual se derivan varias consecuencias.
En esta misma columna se ha manifestado un desacuerdo, no totalmente con el sentido del proyecto como factor de movilidad económica, que pudiera ser interesante, si no con el lugar elegido para ser implementado: una de las pocas zonas verdes que van quedando en una ciudad que se aprieta, cada vez más asfixiada en concreto y que carece precisamente espacios que brinden remanso en la vida urbana contemporánea.
Mientras la tendencia que creemos debería seguir cualquier ciudad en la actualidad, va orientada a la construcción de manchas urbanas más sostenibles y equilibradas ambientalmente, continuamente este tipo de megaproyectos chocan con estos principios hoy básicos.
Para muestra un dato que se suscribe dentro de la iniciativa del proyecto del Centro de Convenciones, se pretende la construcción de un estacionamiento en varias plantas que alojaría cerca de 600 vehículos. Este elemento sería el primero en construirse aledaño a la zona urbanizada del Fortín, saltando la carretera internacional y requeriría una inversión de aproximadamente 160 millones de pesos.
Hasta aquí todo parece anécdota, si no fuera por una situación particular, al dividir el monto del presupuesto de este estacionamiento con el número de cajones a alojar descubriremos que el costo por lugar de estacionamiento es de 266 mil pesos. Es decir, cada cajón de estacionamiento tiene el valor de un automóvil nuevo, pero eso no es lo más desconcertante.
Si calculamos el costo medio por hora de un cajón de estacionamiento en la ciudad de Oaxaca, nos daremos cuenta que el tiempo para recuperar esta inversión por lugar de estacionamiento es muy largo. Si estuviera ocupado este cajón tipo 24 horas al día los 365 días del año, se requerirían de 20 años para recuperar la inversión, o de 40 años para una ocupación constante de 12 horas, más cercana a la realidad.
Esto sin contabilizar costo de mantenimiento y operación del inmueble así como el valor del suelo y las depreciaciones, lo que hace del proyecto un elemento desde el punto de vista financiero incosteable, ya que no existe una tasa de regresión de la inversión rentable. Por consiguiente, le convierte en una infraestructura subsidiada, es decir, una inversión pública que debería al menos manifestar un retorno social de lo invertido.
Se alude a decir que este retorno corresponde a la mejora de las condiciones para el sector turismo de la ciudad, que Oaxaca se llenará de visitantes que vendrán a organizar grandes congresos. Personalmente pongo en duda estas previsiones, no se han hecho realidad en otras ciudades nuestro entorno como Tuxtla Gutiérrez o inclusive Puebla, pero además se compite con otros lugares que cuentan con atractivos como playas y mejores infraestructuras.
Sin embargo, lo absurdo de invertir dinero público en lugares de estacionamiento va más allá del aspecto económico, volviendo a la lógica de construir ciudades más sostenibles y eficientes. La pregunta es si debemos seguir subsidiando al automóvil privado, responsable del colapso de nuestras ciudades y emisor de la mayor parte de los contaminantes que han calentado el planeta en las últimas décadas.
266 mil pesos, es el costo de una vivienda social, también representa un aula para una escuela, con 166 millones de pesos se podrían construir 100 km de carril bici confinado. O reforestar de manera integral el propio cerro del Fortín, fuertemente deteriorado y víctima de un gran abandono.
De nuevo el debate es el lugar, este elevado costo por cajón de estacionamiento se debe a la gran estructura de concreto armado que se debe construir para poder dar lugar a los 600 vehículos que alojaría. Si el mismo objetivo se hiciera en un suelo plano y abierto el costo se reduciría a algo parecido a lo 60 mil pesos. Una quinta parte del precio actualmente asignado
Pero eso no salva el problema de fondo que esta vez pretendemos abordar, y es que el dinero público debería ir dirigido a proyectos que hagan viable la vida futura de quienes habitamos esta nuestra ciudad. El reducir la reserva vegetal de la ciudad o inducir el incremento de vehículos motorizados mediante subsidios ocultos al auto, desde ninguna de estas perspectivas pareciera la fórmula adecuada.
@tavomad
Fuera y dentro, ¿qué pasa donde no es el centro?
Hay una cosa o más bien un lugar que sin duda define a nuestra ciudad; su centro, es el espacio más singular de la urbe que habitamos, al que se hace referencia de manera emocional y el que vive en el subconsciente de casi todos sus habitantes sin importar su clase social.
Pero la zona centro representa menos del 4 % del total de la superficie de la ciudad y menos del 5 % de la población que habita la zona metropolitana, sin embargo, su importancia le supera así misma. Lo que le da esta condición de superioridad en términos geográficos, políticos y económicos es su historia, el bagaje de experiencias y relaciones con sus habitantes. Así como, una construcción de una identidad particular por parte de una élite de la sociedad que la ajusta sus necesidades.
El centro sin embargo es en realidad lugar de unos pocos, unos cuantos dueños que poseen la porción más representativa de la ciudad. Solo un pequeño número de los edificios que le componen son de propiedad pública, apenas hay unos cuantos parques, así que la mayor parte del espacio público como en el resto de la ciudad son sus calles, continuamente sede de conflictos sociales.
La mayor parte de sus edificios son propiedad privada, algunos por generaciones que les han visto saltar de propietarios obteniendo regalías de sus posesiones debido al alquiler de espacios. Este fenómeno lo va encareciendo ante el incremento constante del costo dela alquiler lo que se traduce en un aumento del costo de los productos y servicios que ahí se ofertan.
El centro tiene también una vocación comercial, hay literalmente miles de empresa y prestadores de servicios que operan en sus límites, generando una parte importante de la economía que mantiene la ciudad funcionando y en movimiento. Particularmente el lado suroeste del casco histórico, pese a su abandono, es un espacio donde la venta al menudeo se desarrolla en cada portal, ahí apenas subsiste el uso residencial.
Pero la mayor referencia que se tiene del centro histórico es el hecho que cuenta desde los años 80 con una declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esto ha servido para construirle a su alrededor un velo de solemnidad que muchas veces supera la definición misma de la ciudad como lugar común, para centrar el debate urbano en las pocas cuadras que componen su estructura.
Pero ¿ que pasa con aquello que no es el centro? Con el otro 94 % de la ciudad, con el restante 95 % de sus habitantes. ¿Como podemos definirnos a ellos lo que ahí sucede? Lo que no tiene declaración de patrimonio de la humanidad, pese a contener más humanidad que muchas partes del centro histórico.
La periferia como nos referimos tradicionalmente a este lugar es un entramado de espacios donde convide, la ciudad que emerge sola, los desarrollos de vivienda, el campo, pero también pedazos de casco histórico aquí y allá, de los antiguos poblados hoy absorbidos en la mancha urbana. Sin embargo, la mayor parte de estos centros con carácter histórico pasan desapercibidos en la ciudad oscurecidos por la enorme relevancia del centro histórico del municipio de Oaxaca de Juárez; definición más cercana a este espacio.
Pero la parte más extendida de la ciudad y en crecimiento constante, es la que se destina a la producción de vivienda que rodea el centro, son los miles de manzanas que van ensamblando el tejido urbano y que nos habla de una relación distinta entre las personas y esta parte de la ciudad. Aquí, el espacio a diferencia de la zona centro no encuentra ese valor de referencia simbólico y por lo tanto aparece como un elemento menospreciado pero sobre todo incomprendido.
Basta levantar la mirada hacia las montañas que rodean el centro para darnos cuenta que lo que está pasando ahí requiere de toda nuestra atención y si me lo permiten incluso con mayor urgencia que la parte central. Mientras en el centro existe todo un organismo multisectorial para atender los problemas del casco histórico y su plan de manejo, el resto de la ciudad crece y avanza sobre las montañas y valles sin vigilancia alguna
En medio de un dilema de fronteras administraciones políticas y grupos de poder, la ciudad que no es el centro crece y se desarrolla de fea manera. Ahí las inversiones son mínimas y van a pavimentar calles, no hay proyectos de desarrollo económico o equipamiento cultural o educativo necesario. Por eso hay que recordar a veces que la ciudad que no es el centro también es ciudad y es parte del mismo conjunto, aunque más olvidada y más abatida.
@tavomad