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Conferencia: Caleidoscopio de periferias

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, A.C., a través de la Casa de la Ciudad, invita a la conferencia Caleidoscopio de periferias impartida por el arquitecto Christian von Wissel, en el marco del Tercer Seminario de Urbanismo Aprendiendo a observar el espacio público que comenzó en el mes de septiembre.

La ponencia propone una revisión del concepto de periferia a partir del caso de la Zona Metropolitana del Valle de México. El proceso de periferización de la Ciudad de México ha hecho de la ZMVM un caso emblemático de la ciudad difusa que se caracteriza por la fragmentación del territorio, la proliferación de fronteras sociales y la multiplicación de visiones de desarrollo urbano. A partir de un análisis de diferentes proyectos de investigación artística, la ponencia busca problematizar las perspectivas a través de las cuales se discute el fenómeno de la periferia, así como abrir nuevos horizontes de acción.

Christian von Wissel cuenta con una Maestría en Arquitectura por la Universidad Técnica (TU) de Múnich y actualmente es candidato a Doctor en Sociología Visual por la Universidad Goldsmiths en Londres. Ha sido profesor de Teoría e Historia de la Arquitectura, Arte y Diseño en TU Múnich y expositor en varios museos en Berlín, Austria, Dinamarca y México. También ha trabajado de forma independiente como arquitecto e investigador en temas de urbanismo en la Ciudad de México, Londres y Berlín. Actualmente es asistente de investigación en TU Múnich.

La conferencia Caleidoscopio de periferias se llevará a cabo el próximo viernes 15 de noviembre a las 7:00 p.m. la Casa de la Ciudad, ubicada en Porfirio Díaz 115 esq. Morelos, Centro Histórico, Oaxaca. La entrada es libre.

Infraestructura escolar

Infraestructura escolar

El tema que nadie menciona

Durante los últimos meses, en medio del alboroto que generó las protestas de una parte del magisterio por la llegada de la llamada “reforma educativa”, el tema de la educación tomó verdadera importancia en el debate local.

No debería sorprendernos ya que, pese a lo trillado de la frase, sin educación no hay futuro, es un hecho que habría que tatuarlo en la frente de todos los involucrados en esta discusión. Especialmente la clase política y una parte de la magisterial que han lucrado con el tema hasta cansar al resto de la sociedad, sin que eso se traduzca en una mejora del nivel o las condiciones educativas. Somos el último de la lista en el tema y eso no es una suposición, es una realidad.

Esta columna no es una de carácter político sino de análisis urbano, sin embargo es importante entender este contexto para adentrarnos a la materia del tema que pretendemos tocar.

Luego de meses de debate, nadie –por lo menos que sepamos– ha puesto atención a un tema que por conocido da preocupación: la calidad de la infraestructura educativa en el estado y la urbe, es decir la condición física que guardan las escuelas. Quiénes habitamos la ciudad, y sobre todo quienes lo hacen en las zonas de bajos recursos de la misma, saben exactamente a qué nos referimos.

Existen en nuestra ciudad miles de niños en todos los niveles educativos asistiendo a clases en situaciones realmente desconsoladoras, sin que nada se esté proponiendo de forma contundente para resolver el problema. En especial el tema de la educación preescolar es realmente escandaloso, la periferia de la ciudad de Oaxaca se ha plagado de escuelas de lata que encierran en condiciones terribles a seres humanos en su edad más temprana.

La película se pone aún más negra cuando el tema se traslada al ámbito de lo rural. Si en la ciudad hay latas con mesas rotas como mobiliario, en las comunidades rurales es común ver a los chicos acudir a escuelas a cielo abierto, sin ninguna facilidad para desarrollar su actividad.

El cómo un estado con uno de los presupuestos más grandes de la federación ha generado este desequilibrio es un misterio, un tema en el que los especialistas en desarrollo humano deberían investigar. Cómo es que entrado el siglo XXI no se hayan subsanado estas necesidades y que tampoco se vea un plan agresivo que lo resuelva es aún una interrogante más grande.

Hasta hace poco, incluso cuestionar el número de escuelas en la entidad era una pregunta sin respuesta. El suponer que se conoce el estado de las mismas pareciera mucho desear, pero lo cierto es que la situación es crítica y urgente. Si se pretende sacar adelante a la generación de gente joven más grande que jamás ha existido debemos trabajar en esa dirección todos unidos: gobiernos, sociedad, magisterio.

Es realmente urgente reposicionar al estudiante como la parte central del desarrollo académico y considerar los requerimientos de infraestructura. Construir escuelas resistentes, sostenibles y aptas para recibir una buena educación en los tiempos que corren. Integrar nuevas tecnologías y materiales ambientalmente poco agresivos en su diseño, así como involucrar a la sociedad en su concepción y manejo.

Sabemos por experiencia que los habitantes del estado y esta ciudad están dispuestos a hacer su parte para sanar esta situación. Por más de un año, en la colonia Azucenas en lo alto de la cordillera de Monte Albán, nos hemos sumido en un profundo trabajo -desde la concepción de la idea hasta la ejecución de la obra- que ha dado como resultado una nueva escuela donde antes había láminas oxidadas.

Se trata de un proyecto humilde pero sensible a la realidad que enfrentan tanto estudiantes como profesores, ambos víctimas de la mala situación de infraestructura que se padece. Sin embargo, este proyecto logró reunir la buena voluntad de la sociedad organizada, gobiernos y padres de familia para resolver la realidad de una de las miles de escuelas que cada día acogen niños y jóvenes para su formación a pesar de contar con una situación muy desfavorable.

Este sencillo experimento social, urbano y arquitectónico, da una pequeña muestra de que si asumimos este reto con la seriedad que demanda, la solución es posible. Y luego de un año de trabajar con estas personas, desde la Casa de la Ciudad y su equipo, sólo nos queda dar las gracias a ellos por todo lo que nos han

Diversidad en la urbe

Diversidad en la urbe

Las personas no son todas las mismas

Ciudades como la de Oaxaca se han convertido de a poco en lugares densamente poblados por cientos de miles de personas que han nacido o adoptado este lugar como su lugar para vivir. Sin embargo, en este proceso se han construido definiciones generalistas y globales que suelen encerrar a quienes habitan la ciudad en un concepto abstracto que los limita a un número, a una población.

Sin embargo, el hecho es que la ciudad está habitada por individuos complejos y con necesidades diversas. De grupos de edades que requieren atenciones particulares o de hombres y mujeres que presentan alguna discapacidad. Obviar este hecho y suponer que la ciudad pude -y debe- ser la misma para todos puede ser una enorme equivocación a la hora de planificar la ciudad, con graves consecuencias.

De entre las cosas por las que no deberíamos sentirnos orgullosos está el hecho de que somos, según muchos indicadores, el país más desigual del mundo. Esto quiere decir que mientras hay un grupo de la sociedad que mantiene un elevado nivel de vida, hay muchos que tienen muy poco. En México existen casi 60 millones de personas que viven en o por debajo la línea de pobreza.

Este mismo patrón se repite en el interior de las urbes actualmente. Nuestras ciudades son enormes espejos que reflejan la desigualdad de nuestra realidad en todos los aspectos que podamos imaginar.

De los 600 mil habitantes que habitan la ciudad de Oaxaca, 300 mil o más están en situación de pobreza. De éstos, cerca de 100 mil son niños, lo que finalmente significa la vulnerabilidad de los más débiles desde una temprana etapa de su vida.

Por otro lado, pese que aun somos una población relativamente joven en el espectro general, lo cierto es que poco a poco nuestra sociedad envejece. Si hoy en día la mayor parte de nuestra población está en la franja de los 14 a 50, en un periodo de 20 años este fenómeno se ira invirtiendo hasta que la población adulta ocupe un 20 % del total, para el año 2050 se calcula que hasta la cuarta parte de la sociedad mexicana tendrá más de 60 años.

Una de las cosas que tenemos que entender de todos estos aspectos del comportamiento social y demográfico de la población de la ciudad es que resulta importante a nivel de planeación de la ciudad futura. Estos patrones nos deben de ayudar a definir cuál es la ruta que debería seguir la ciudad en las próximas décadas.

En la actualidad es necesario dar atención y servicios a una elevada población infantil, de la que muchos de sus integrantes están en situación de pobreza. Por lo que debería ser una prioridad desarrollar estrategias que ataquen las necesidades de este grupo, dicho sea de paso siempre el más necesitado. Por otra parte es necesario iniciar la construcción de la infraestructura necesaria para una ciudad que en un futuro no  muy distante estará habitada por una buena cantidad de ancianos.

Pese a lo dispar que pueda resultar la comparación de estos dos sectores de la población de nuestras ciudades, lo cierto es que sus necesidades son más compatibles de lo que podríamos llegar a pensar. Ambos presentan movilidad compleja y limitada, demandan actividades especiales para su buena salud y requieren de un entorno accesible y seguro para poder ejercer su derecho a la ciudad de manera equitativa.

Concebir la urbe desde la mirada de niños y ancianos es además una forma de pensarla para todos los demás. Si una banqueta es propia para ellos lo será para el resto. Si el acceder a un autobús de forma fácil y segura es simple para ellos, lo será para todos los demás. Si existe un área verde adecuada para el buen desarrollo físico y psico-social de estas personas, lo será para el resto.

Entender la ciudad de esta manera nos permite garantizar su salud en el tiempo y la inserción de todos los matices sociales que la urbe presenta en su funcionamiento. Hay que preguntarnos qué pasará cuando el número de personas que trabajan descienda debido al crecimiento de la población adulta. Quién realizara todas aquellas actividades que hoy en día hace una población joven caracterizada por un enorme bono demográfico

La ciudad es un espejo de lo que la sociedad ha construido en las últimas décadas cuando el campo sucumbió y el libre mercado tomó el mando. De nosotros depende hacerla apta o no para todas las personas. Si consideramos a los más débiles y necesitados a la hora de pensar el espacio urbano, tendremos garantizada una urbe al servicio de todos los demás.

Conferencia: Urbanismo en sección: Bajo y sobre la línea de la tierra

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, A.C., a través de la Casa de la Ciudad, invita a la conferencia Urbanismo en sección: bajo y sobre la línea de la tierra impartida por la arquitecta Elena Tudela Rivadeneyra, en el marco del Tercer Seminario de Urbanismo Aprendiendo a observar el espacio público que comenzó en el mes de septiembre.

La conferencia abordará el tema de la extensión y caracterización de los procesos de urbanización a través del punto de vista de la sección urbana como herramienta de representación necesaria para entender el desarrollo de las ciudades  de manera integral. La sección se utilizará como punto de partida para analizar de manera sistémica el urbanismo atmosférico, subterráneo y de la superficie y las relaciones que existen entre ellos, principalmente desde la perspectiva de infraestructura urbana como mediador entre los aspectos sociales, ambientales y de forma urbana.

Elena Tudela Rivadeneyra estudió Arquitectura en la UNAM. Cuenta además con una maestría por la Escuela de Diseño de Harvard. Durante su vida profesional se ha desempeñado como investigadora, docente en la Escuela de Diseño de Harvard y en la oficina de la Autoridad del Espacio Público de la Ciudad de México. Actualmente es investigadora en Hyperbina Design Group.

La conferencia Urbanismo en sección: bajo y sobre la línea de la tierra se llevará a cabo el próximo viernes 11 de octubre a las 7:00 p.m. la Casa de la Ciudad, ubicada en Porfirio Díaz 115 esq. Morelos, Centro Histórico, Oaxaca. La entrada es libre.