Bibliotecas y parques

Bibliotecas y parques

Bibliotecas y parques
La respuesta de la ciudad a la violencia

Los orígenes de la violencia en nuestra sociedad actual tiene muchos padres, pero en general una madre: la pobreza.

Y ningún lugar concentra tantas situaciones de necesidad como las ciudades. Las ciudades en México concentran casi el 80 % de la población, por lo que resulta casi lógico que las expresiones de pobreza que afectan a casi la mitad de nuestra población se refleje en las ciudades. Aunque no hay que perder de vista que los casos más extremos de miseria siguen apareciendo en poblaciones rurales.

De hecho, este último fenómeno es el que ha traído una enorme cantidad de población del campo a la ciudad desde cuando menos la mitad del siglo pasado. Y este arrastre de personas significó, entre muchas cosas, la construcción de espacios urbanos marginales, donde la vida se traduce en necesidades básicas sin atender, falta de servicios y equipamiento, depresión y desesperación.

Las urbes son cada vez más grandes y más poderosas, pero también más inequitativas. Por todo el planeta las ciudades, en especial las grandes, se conforman más y más por enormes polígonos urbanos donde se acomodan millones de personas que subsisten bajo mínimos.

Un buen día despertamos y nos dimos cuenta que este cúmulo de gente, por largo tiempo ignorado, estaba en el epicentro de muchos de los conflictos sociales de nuestra generación. De estos barrios y colonias olvidadas sale el descontento social, los invasores de suelo, el comercio informal y muchos de los jóvenes que ingresan en las filas de las bandas delincuenciales, entre otros fenómenos.

Por generaciones olvidamos que las personas para desarrollarse requieren más que un lugar donde cubrirse de la intemperie. Necesitamos espacios que nos entusiasmen, que saquen lo mejor de nosotros, que faciliten el desarrollo de nuestras actividades y que permitan el sano desarrollo de nuestros niños y jóvenes.

Miremos por ejemplo el caso de ciudades que se vieron sumidas en procesos muy violentos e incómodos en tiempos recientes y que mediante estrategias de intervenciones de carácter urbano lograron un cambio perceptible en positivo a su realidad.

Desde los años noventa, Colombia padeció una situación de violencia generalizada pero con particular intensidad en ciudades como Medellín. Esta se convirtió por muchos años en una de las urbes más peligrosas del mundo. Cuando las reacciones convencionales policiacas mostraban su ineficiencia –como lo hacen ahora en México– una estrategia alternativa emergió desde la ciudad misma para resolver en parte sus problemas.

El plan, llevar bibliotecas y parques públicos a aquellas zonas sin equipamiento para abrir opciones de convivencia en barrios y vecindarios que hasta ese momento habían permanecido alejados de la cultura y las letras. Es decir, la ciudad emprendió una estratégia montada en la apertura de áreas verdes y la generación de espacios dedicados a difundir conocimiento.

No se trataba simplemente de inaugurar una biblioteca más, de crear un almacén de libros con algunas sillas. Cada proyecto manifiesta una identidad particular, un esmero por dignificar aquellos barrios y sus habitantes, que antes habían sido dejados de lado. Estas manifestaciones de la cultura contemporánea asignan identidad a muchas personas que hasta ese momento sólo se podían ver reflejados en construcciones mínimas y ambientes insanos.

Si bien Medellín fue el caso de mayor notoriedad en nuestro continente, lo cierto es que no ha sido el único ni de lejos. Otra ciudad colombiana –Bogotá- atravesó un sendero parecido. En Brasil el programa Fabela Barrio llevó una gran cantidad de equipamiento a fracciones de ciudad donde antes no había nada, por mencionar algunos.

Es igual un error reducir el éxito de estos programas a la sola incursión de un servicio público o un área verde. A la par se realizaron grandes inversiones en infraestructura para conectar a los habitantes de estos lugares. Elevadores que ascienden 30 o 50 metros para acceder a un barrio. O sistemas enteros como el Metrocable de Medellín  se unieron a la llegada de redes de comunicación digital que llevaron toda una población a la actualidad.

Las ciudades crecen y multiplican su población, se acercan personas de diversas culturas a convivir en ellas, y es por eso que la lucha por una ciudad justa debe ser el eje que reforme el espacio urbano, por el bien y la seguridad de todos los que habitamos en ellas.

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