Andar en bicicleta en Oaxaca
Una alternativa que crece
Quienes usamos la bicicleta como medio de transporte cotidiano, habremos notado un cambio en varios sentidos respecto a cómo se percibe este medio de transporte en la ciudad. Este cambio de percepción ha sido especialmente evidente los últimos tres años, pese a que existe una larga tradición y lucha, por devolver a este medio de transporte su papel como actor central en la movilidad de la ciudad.
Muchos han sido los esfuerzos para que esto suceda, entre los más destacables está el que ha hecho por casi diez años la asociación civil Mundo Ceiba, que se ha encargado de organizar paseos recreativos e impulsar otras muchas actividades con el fin de hacer más accesible y continuo el pedalear como medio de transporte.
La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca A.C., ha sido también gran promotor de la bicicleta, lo mismo apoyando a otras organizaciones que realizando acciones directas. Como la instalación de más de 15 biciestacionamientos en la zona del centro histórico, que se espera se amplíen a otros municipios conurbados. También ha sido quién ha patrocinado las acciones de la Casa de la Ciudad para la elaboración de proyectos como el Arco sureste, que dio como primera etapa, la construcción de la ciclovía al Tule hoy en operación.
La Secretaría de las Infraestructuras ha hecho también su parte, al ejecutar los 2.8 km de ciclovía a Santa María del Tule. Sin embargo, el proyecto Arco sureste incluye también la rehabilitación de la actual vía ciclista sobre Av. Ferrocarril y la construcción de un eje más con dirección 5 señores-Ciudad universitaria al Tequio, que conectaría el centro con la parte sur de la ciudad generando un recorrido total de 14.5 km integrando 7 municipios.
Estas acciones han hecho una buena parte del trabajo complicado, a la hora de transformar cualquier aspecto de la ciudad. Han iniciado el proceso de cambio de consciencias que ubica a los usuarios de la bicicleta en un rango igual al que tiene cualquier propietario de un vehículo motorizado, respecto al derecho de poder circular por la ciudad libremente y sin peligro.
Hoy a diferencia de hace unos pocos años el usuario de la bicicleta inicia ser tomado en cuenta como actor urbano relevante. En buena parte porque muchos habitantes de la ciudad o sus familiares y amigos han recuperado este buen hábito ya sea de manera cotidiana o esporádica.
Sin embargo, los retos aún son amplios y la labor está muy lejos de terminar. No, mientras no exista tanto la infraestructura adecuada como la percepción de la sociedad de que usar este medio de transporte para moverse en la Zona Metropolitana no le implica un riesgo inminente, que es, según una encuesta realizada hace tres años, el principal factor para no utilizar este medio de transporte.
Para lograr dicho objetivo es necesaria la participación continua y comprometida de todos actores de la sociedad a fin de establecer una ruta común hacia un modelo de movilidad más justo y sostenible. Aquí deben involucrarse decididamente los responsables a nivel estatal de llevar a cabo acciones en el ramo de la movilidad y el transporte, como lo son SINFRA y SEVITRA, de quienes se demanda un mayor compromiso con esta modalidad de transporte para seguir generando proyectos, pero sobre todo para que estos se realicen.
En el caso de los municipios es igualmente importante que estos incluyan en sus líneas de acción locales acciones que involucren a la población en el uso de la bicicleta. Tanto de manera recreativa como cotidiana, hay que entender que entre más personas usen este medio, menor será la inversión en re pavimentación y mejor será el estado de salud de quienes aquí habitamos.
Aquí hay que hacer un paréntesis para solicitar al Municipio de San Antonio de la Cal que libere los más de 200 metros de la ciclo vía de Av. Ferrocarril que tiene bloqueados y socavados desde hace más de medio año, con una obra hidráulica que parece no tener fin. La falta de interés y planeación de las autoridades de este municipio no sólo ha dañado esta vía, si no que pone en peligro a quienes por ella circulan al tener que andar por el arroyo vehicular o en una zona de zanjas y terrecerías.
Es necesario que de nuevo todos los actores interesados en un giro de timón hacia una ciudad mejor, entiendan la necesidad de construir desde cada una de nuestras trincheras un mejor ambiente, tanto físico como social para que la bicicleta se consolide como medio de transporte en la urbe.
Porqué final mente como marca el eslogan: una bici más significa un auto menos. Lo que se traduce en menor contaminación, menos ruido, más salud y en general un mejor medio ambiente que todos nos merecemos.