Archivo mensual enero 29, 2014

Andar en bicicleta en Oaxaca

Una alternativa que crece

Quienes usamos la bicicleta como medio de transporte cotidiano, habremos notado un cambio en varios sentidos respecto a cómo se percibe este medio de transporte en la ciudad. Este cambio de percepción ha sido especialmente evidente los últimos tres años, pese a que existe una larga tradición y lucha, por devolver a este medio de transporte su papel como actor central en la movilidad de la ciudad.

Muchos han sido los esfuerzos para que esto suceda, entre los más destacables está el que ha hecho por casi diez años la asociación civil Mundo Ceiba, que se ha encargado de organizar paseos recreativos e impulsar otras muchas actividades con el fin de hacer más accesible y continuo el pedalear como medio de transporte.

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca  A.C., ha sido también gran promotor de la bicicleta, lo mismo apoyando a otras organizaciones que realizando acciones directas. Como la instalación de más de 15 biciestacionamientos en la zona del centro histórico, que se espera se amplíen a otros municipios conurbados. También ha sido quién ha patrocinado las acciones de la Casa de la Ciudad para la elaboración de proyectos como el Arco sureste, que dio como primera etapa, la construcción de la ciclovía al Tule hoy en operación.

La Secretaría de las Infraestructuras ha hecho también su parte, al ejecutar los 2.8 km de ciclovía a Santa María del Tule. Sin embargo, el proyecto Arco sureste incluye también la rehabilitación de la actual vía ciclista sobre Av. Ferrocarril y la construcción de un eje más con dirección 5 señores-Ciudad universitaria al Tequio, que conectaría el centro con la parte sur de la ciudad generando un recorrido total de 14.5 km integrando 7 municipios.

Estas acciones han hecho una buena parte del trabajo complicado, a la hora de transformar cualquier aspecto de la ciudad. Han iniciado el proceso de cambio de consciencias que ubica a los usuarios de la bicicleta en un rango igual al que tiene cualquier propietario de un vehículo motorizado, respecto al derecho de poder circular por la ciudad libremente y sin peligro.

Hoy a diferencia de hace unos pocos años el usuario de la bicicleta inicia ser tomado en cuenta como actor urbano relevante. En buena parte porque muchos habitantes de la ciudad o sus familiares y amigos han recuperado este buen hábito ya sea de manera cotidiana o esporádica.

Sin embargo, los retos aún son amplios y la labor está muy lejos de terminar. No, mientras no exista tanto la infraestructura adecuada como la percepción de la sociedad de que usar este medio de transporte para moverse en la Zona Metropolitana no le implica un riesgo inminente, que es, según una encuesta realizada hace tres años, el principal factor para no utilizar este medio de transporte.

Para lograr dicho objetivo es necesaria la participación continua y comprometida de todos actores de la sociedad a fin de establecer una ruta común hacia un modelo de movilidad más justo y sostenible. Aquí deben involucrarse decididamente los responsables a nivel estatal de llevar a cabo acciones en el ramo de la movilidad y el transporte, como lo son SINFRA y SEVITRA, de quienes se demanda un mayor compromiso con esta modalidad de transporte para seguir generando proyectos, pero sobre todo para que estos se realicen.

En el caso de los municipios es igualmente importante que estos incluyan en sus líneas de acción locales acciones que involucren a la población en el uso de la bicicleta. Tanto de manera recreativa como cotidiana, hay que entender que entre más personas usen este medio, menor será la inversión en re pavimentación y mejor será el estado de salud de quienes aquí habitamos.

Aquí hay que hacer un paréntesis para solicitar al Municipio de San Antonio de la Cal que libere los más de 200 metros de la ciclo vía de Av. Ferrocarril que tiene bloqueados y socavados desde hace más de medio año, con una obra hidráulica que parece no tener fin. La falta de interés y planeación de las autoridades de este municipio no sólo ha dañado esta vía, si no que pone en peligro a quienes por ella circulan al tener que andar por el arroyo vehicular o en una zona de zanjas y terrecerías.

Es necesario que de nuevo todos los actores interesados en un giro de timón hacia una ciudad mejor, entiendan la necesidad de construir desde cada una de nuestras trincheras un mejor ambiente, tanto físico como social para que la bicicleta se consolide como medio de transporte en la urbe.

Porqué final mente como marca el eslogan: una bici más significa un auto menos. Lo que se traduce en menor contaminación, menos ruido, más salud y en general un mejor medio ambiente que todos nos merecemos.

Un año para los mercados

Otro reto para la ciudad

Arranca el año y la ciudad no se detiene, tampoco lo hace el número infinito de retos que se incrementan a medida que la ciudad se hace más grande y compleja y que su población se desdobla poco a poco. Cada vez aparece un nuevo ingrediente del compendio social o económico que viene a incrementar las tensiones que esta ciudad que trata de ser moderna mantiene con su concepto de ciudad histórica y patrimonial.

Lo retos que enfrenta Oaxaca ciudad de cara al futuro no terminan en las discusiones del pasado, por el contrario se van ampliando a medida que este siglo se abre más y más. Actualmente la estructura humana de la ciudad se ha reconfigurado y transformado increíblemente y con ello se ha llevado a la ciudad a una nueva era llena de interrogantes sobre su estructura misma, pero sobretodo con una inmensa cantidad de retos por enfrentar.

Entre los mucho que se nos vienen encima destacan desde los más básicos hasta los más estéticos. Abastecer de agua de calidad una población creciente y en eterna demanda, o mantener en buen estado el casco histórico de la ciudad. Apuntalar la economía de una urbe intermedia que mantiene su condición de centro de intercambio, o preocuparnos por el creciente número de desechos que estamos produciendo, sin dejar de mencionar de largo el tema de la movilidad humana.

La ciudad cumple su función cada día y por ese motivo el compromiso de la Casa de la Ciudad como institución que acompaña su cotidiano resulta altamente importante al medio de una era de cambios y contrastes. Es necesario también que la propia institución se modernice y entre en un esquema de operación adaptado a los tiempos sociales y tecnológicos que se nos vienen por delante.

Uno de los ingredientes que se suman a este debate tiene que ver con la vida de y función de un componente básico en la estructura urbana de las ciudades en nuestro país. Los mercados públicos son para muchos el lugar de referencia de nuestras ciudades y un elemento tan añejo dentro de nuestra cultura que a veces, malamente lo pasamos de largo y damos por sentado.

Son también el motor que hace funcionar barrios enteros y genera un gran número de empleos directos e indirectos al tiempo que se transforma en un nodo de encuentros insalvables, desde donde se distribuyen noticias y novedades.

Hablar de mercados es hablar de ciudad, es hablar en muchos sentidos del origen mismo de muchas ciudades. Los mercados son lugares de intercambio, no sólo de productos y dinero, sino de ideas y perspectivas. Son el punto obligado de paso para todos los que habitan la ciudad y el lugar de llegada para aquellos que llegan del campo a vender sus productos. Son en resumen, uno de los componentes más importantes y necesarios de nuestra sociedad y sus urbes.

Los mercados, por lo tanto, son parte de esa ambigua definición que cada vez nos cuesta más entender y suponer: el espacio público. Lugares comunes donde acudimos con cualquier pretexto -no sólo el de comprar y vender- sino también comer, conocer, pasear… Son lugares para reconocernos e intercambiar noticia. Lugares para todos, propiedad y responsabilidad de todos.

La Casa de la Ciudad quiere dedicar este año a estos espacios singulares y únicos que en contexto de una ciudad como la de Oaxaca resultan imprescindibles. Queremos reconocerlos, entender su situación actual y tratar de aportar en la construcción de un debate que los conduzca hacia una mejora constante de sus condiciones, en la búsqueda de que estos lugares sigan formando parte importante de la vida de nuestra ciudad, de nuestras vidas.

Invitamos a toda la sociedad a involucrarse en este debate, para aportar en la recuperación y modernización de estos lugares tan centrales, milenarios y entrañables en la vida de las ciudades y nuestras propias experiencias cotidianas.

La Casa de la Ciudad

10 años de discusiones, ideas y propuestas

El año 2004 fue una época llena de eventos relevantes en la ciudad y el estado de Oaxaca. El gobierno estatal había entrado en funciones ese mismo año con un ímpetu de realizar acciones inmediatas, mismas que no fueron siempre bien aceptadas por la sociedad. Al tiempo, el gobierno municipal del entonces presidente Gabino Cué, había concluido con un intento fallido de llegar a la gubernatura del estado.

Pero también en ese año se había concretado una iniciativa impulsada por dos miembros de la sociedad civil: María Isabel Grañén Porrúa y Sebastián van Doesburg, quienes desde la naciente Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca impulsaban la creación de un espacio para discutir y reconocer algo tan abstracto como la ciudad misma. Así aparecía la Casa de la Ciudad en nuestra urbe.

El porqué de este lugar tan particular en la vida de la ciudad de Oaxaca tiene un significado histórico singular. En el momento que aparece Casa de la Ciudad, el planeta entero se volcaba decididamente hacia una cultura urbanizada. Al mismo tiempo las ciudades de escala pequeñas enfrentaban más y más crisis derivadas de su propia expansión y crecimiento poblacional.

En ese contexto inicia funciones esta pequeña institución ubicada en lo que había sido un antiguo edificio colonial parte del oratorio de San Felipe Neri, que anteriormente había cumplido un gran número de funciones de orden público y privado y que para entonces se encontraba en un estado lamentable.

Si la Casa de la Ciudad ha cumplido una década al servicio de la sociedad es principalmente porque poco a poco se ha convertido en un lugar de encuentro, no sólo de personas, sino de las ideas que éstas aportan. Éste es quizás el mayor aporte que CDLC ha hecho desde su origen, muchos debates intensos y discursos fundamentales se han llevado a cabo en sus aulas y patios. Igualmente un gran número de exposiciones y actividades culturales suceden cada semana enriqueciendo el matiz cultural de la ciudad.

Pero la labor realizada no se queda allí. Durante estos diez años el trabajo se ha hecho también en las calles, plazas y edificios que han sido recuperados, restaurados o creados desde sus iniciativas. Lo mismo en la ciudad de Oaxaca que en alguna de las regiones del estado, decenas de construcciones históricas fueron restaurados gracias a la participación del Taller de Arquitectura. Su más reciente actuación permitió el rescate de la antigua estación de ferrocarril de la ciudad hoy en proceso de recuperación

En los últimos tres años también se ha aportado en materia de infraestructura urbana. Luego de la apertura del Centro Cultural San Pablo y el traslado del Taller de Arquitectura, el nuevo Taller de Urbanismo ha trabajado para dotar de infraestructura y equipamiento a barrios y colonias.

Así, con el trabajo colectivo con las autoridades municipales, se consolidó el Centro de Barrio de la colonia Azucenas, la recuperación del Jardín Húzares y junto a la Secretaría de las Infraestructuras, la nueva ciclopista al Tule. A estos se suman una serie de proyectos a la espera de recibir el visto bueno de autoridades y sociedad civil para ejecutarse, así como otros que están en proceso de desarrollo o de elaboración.

Pero el estado de urgencia que enfrentan las ciudades en el planeta y, en particular la nuestra, demandará durante los próximos años aún más trabajo y esfuerzo. Lo retos son muchos: mantener nuestra ciudad histórica en buen estado, contener el crecimiento expansivo y descontrolado, proporcionar agua y servicios básicos a la población o aportar soluciones a los graves problemas de movilidad son apenas unos ejemplos de esto.

Para lograrlo, tendremos que encontrar un canal así como los mecanismos que nos hagan partícipes y responsables a todos aquellos que habitamos en esta ciudad. Es necesario mantener y recuperar espacios para que desde la sociedad civil se mantenga el impulso transformador y restaurador del contexto de nuestra ciudad y el medio ambiente que la arropa.

La Casa de la Ciudad nació y se mantiene como un lugar de todos y para todos, es un espacio abierto y dispuesto para que la sociedad continúe participando en la transformación y mejora de su ciudad. Este pequeño experimento social alojado en la esquina de Porfirio Díaz y Morelos pretende seguir existiendo como parte participativa de nuestra sociedad y seguir aportando en la construcción de un lugar más justo y sostenible donde todos encontremos un lugar para ser felices.

Aprovecho para invitarlos a que nos acompañen al festejo por estos diez años de trabajo compartido que comenzará con un paseo nocturno en bicicleta el próximo viernes a las 21h desde el convento de Santo Domingo y al terminar a un concierto con la China Sonidera en la Casa de la Ciudad. La entrada es libre.

2014 – Año de los Mercados

Un año para los mercados

Hablar de mercados es hablar de ciudad, es hablar en muchos sentidos del origen mismo de muchas ciudades. Los mercados son lugares de intercambio, no sólo de productos y dinero, sino de ideas y perspectivas. Son el punto obligado de paso para todos los que habitan la ciudad y el lugar de llegada para aquellos que llegan del campo a vender sus productos. Son, en resumen, uno de los componentes más importantes y necesarios de nuestra sociedad y sus urbes.

Los mercados, por lo tanto, son parte de esa ambigua definición que cada vez nos cuesta más entender y suponer: el espacio público. Lugares comunes donde acudimos con cualquier pretexto -no sólo el de comprar y vender- sino también comer, conocer, pasear… Son lugares para reconocernos e intercambiar noticia. Lugares para todos, propiedad y responsabilidad de todos.

La Casa de la Ciudad quiere dedicar este año a estos espacios singulares y únicos que en contexto de una ciudad como la de Oaxaca resultan imprescindibles. Queremos reconocerlos, entender su situación actual y tratar de aportar en la construcción de un debate que los conduzca hacia una mejora constante de sus condiciones, en la búsqueda de que estos lugares sigan formando parte importante de la vida de nuestra ciudad, de nuestras vidas.