Cerrando el vacío

Cerrando el vacío

Cerrando el vacío
Los niños de Monte Albán

Existen en las faldas de la serranía de Monte Albán una serie de asentamientos humanos que han sido generados desde la necesidad de encontrar un espacio habitable. Ahí, cientos de familias inmigrantes encontraron un lugar donde fincar sus esperanzas. Ahí también ha nacido una generación de nuevos urbanitas que ya no tienen el campo y la vida rural como referencia de vida. Son un grupo de transición que enfrentará un mundo al que sus propios padres desconocen en gran parte. Es con ellos con quienes pretendemos iniciar el proceso de transformación de estos sectores de la ciudad.

Para lograrlo, intentamos generar una ciudad pensada y articulada desde la infancia, a escala de estos pequeños habitantes de una urbe que los recibe siempre de forma agresiva. Sobre ellos recae corregir los errores que generaciones pasadas les hemos heredado.

La estrategia pretende generar un núcleo de equipamiento libre de autos, adaptado para ser accesible a todo aquel que se aproxime. En este lugar se busca incorporar un concepto de diseño que logre que las personas se encuentren de manera natural y casual en un entorno que favorezca la convivencia de los distintos grupos de edad, géneros y estratos sociales con la finalidad de que se construyan lazos fuertes entre ellos en las primeras etapas de la vida.

El planteamiento pretende involucrar en todo el proceso a los habitantes de la zona. Ellos participan en las decisiones que les competen desde el origen. Al grado tal, que son ellos quienes deciden qué tipo de equipamiento resulta necesario de acuerdo a sus circunstancias.

De esta forma, desde un planteamiento que contemplaba la introducción de machones verdes en el interior de los barrios marginales de la ciudad, hemos llegado a un modelo de espacio donde se integra la recuperación del jardín de niños, el desarrollo de un parque con distintos niveles de uso y ocupación, así como un corredor arbolado con el cual pretendemos conectar otras partes del poco equipamiento con que cuenta el barrio.

Considerando siempre la participación activa de los habitantes del lugar en todo el proceso, se pretende crear espacios urbanos y arquitectónicos que integren la aplicación de técnicas de reciclado de PET, de llantas usadas de automóvil, empaques metalizados, etc. Asimismo se busca la captación de aguas pluviales y la siembra de huertos urbanos. Estas prácticas nos permiten no sólo construir un lugar, sino también un concepto de barrio y espacio habitable.

Pero sobre todo, se tarta de edificar un espacio digno, donde niños de una nueva generación acudan a recibir su primera formación en la vida, sin olvidos ni resentimientos.

De esta manera, un discurso largamente repasado puede convertirse en realidad mediante la participación de los que debieran ser los primeros interesados en generar cambios que mejoren las condiciones de este y otros lugares que adolecen de problemas similares: sus propios habitantes.

Cada paso que se da representa un pequeño esfuerzo que se suma a una larga cadena de eventos que iniciaron con una pequeña idea concebida hace un poco más de ocho años. Pensada y puesta en práctica por un grupo de personas comprometidas con esta ciudad que creen que es posible transformarla en un lugar mejor.

Este es el por qué de una institución como La Casa de la Ciudad. Sin este contenido se convertiría en un conjunto de muros antiguos y maderas oscuras que no sería posible identificar de cualquier otro de los cientos de edificios del tipo que arman el Centro Histórico de la ciudad. Y es por el compromiso que existe con este proceso de transformación y reconstrucción del mañana, que vale la pena cada día intentar cambiar un poco nuestro espacio vital.

admin