Cierra el año
Cierra el año
Que hay de frente en la ciudad
Otro año se acaba y parece que apenas podemos notar algún cambio en la vida de nuestra ciudad capital y su área de influencia. Seguiremos enfrentando problemas y conflictos bien conocidos, muchos de los cuales llevamos tiempo intentando resolver, sin apenas conseguir avances. Sin embargo, este año que arranca es, como siempre, una nueva oportunidad.
Pero nuestra ciudad, donde tenemos nuestra casa y en la cual convivimos diariamente, enfrenta un reto que pese a la importancia de todos los otros es preponderante. La ciudad de Oaxaca requiere entrar en un profundo proceso de modernización y cambio que la lleve allí donde ninguna otra ciudad del sureste mexicano ha sido capaz de llegar, a la vanguardia.
No deberíamos dudar de esta posibilidad, ni cuestionarla mucho. Esta urbe ya fue por mucho tiempo, y en varias etapas de la historia, una referencia para el resto. Por lo que pensar que puede recuperar posiciones y transformarse de nuevo en la ciudad luminosa y vibrante que fue hasta finales del siglo XIX, no es una locura.
Si revisamos su proceso histórico encontraremos dos constantes que facilitaron dicho tiempo. El aprovechamiento de la posición geográfica de la ciudad en un contexto territorial amplio y la llegada de nuevas tecnologías que permitieron mejorar la explotación de los recursos naturales y humanos con que cuenta la región. Lo anterior derivó en la construcción de una sociedad pujante y muy adelantada, aunque un tanto desequilibrada.
Por desgracia esta ciudad atraviesa hoy un momento complejo, lo cual no demerita en nada su belleza implícita ni su interés como conglomerado humano y objeto de estudio.
Aunque los números son duros, somos una urbe donde sólo una de cada cinco personas trabaja dentro del sistema formal de empleo. Oaxaca es la ciudad 28 de 32 capitales en cuanto a productividad. Reúne una gran cantidad de gente, pero carece de infraestructuras y servicios. Se ha expandido por más de 150 km2 sobre el territorio, pero las redes técnicas que la hacen funcionar son débiles y anticuadas. Y si habláramos del sistema de transporte público entraríamos en shock.
Esto sin embargo, no es una condena absoluta. Está en manos de quienes habitamos esta urbe conseguir su transformación para apuntalarla como el eje del futuro desarrollo de todo el estado. En un mundo donde la economía, la sociedad y los grandes cambios que estas atraviesan se gestan en las ciudades, es indispensable entender que son la pieza clave hacia la gestión del futuro.
Por lo que las decisiones que se toman sobre su transformación y actualización deberían partir de esta base. Cada cambio debe asumir la responsabilidad que engloba el papel de las ciudades en el aspecto global contemporáneo.
Por eso, es que resulta indispensable mover las piezas clave con las que nuestra ciudad cuenta en el sentido correcto. Hay que aprovechar la posición geográfica para potenciar un sistema logístico de distribución de productos, servicios e información hacia el sur del país. Iniciar un cambio hacia la construcción de una red de comunicaciones que refleje la realidad de la sociedad contemporánea, donde la información circule en tiempo real permitiendo ajustar nuestros sistemas.
Habría que entender la importancia de las redes técnicas en las urbes desde siempre, pero con una gran relevancia en la actualidad, cuando los conglomerados han adoptado formas dispersas y las personas y su economía se distribuyen sobre el territorio. Hay que aprender a aprovechar todo lo que el medio inmediato ofrece, reciclar agua en casa y empresas, producir nuestra propia electricidad y hasta parte de nuestra comida. Esto puede sonar a ilusiones futuristas, pero ya pasa en muchos lugares, ¿por qué no aquí?
Pero ante todo, hay que comprender que las ciudades deben estar abiertas a procesos de transformación e innovación. Suponer que podemos seguir aplicando las mismas fórmulas que se han repetido una y otra vez sin ser adaptadas al entorno que las recibe es condenarlas al fracaso.
Hoy en día, la ciudad es un ambiente extraordinario, un lugar lleno de posibilidades donde se puede revolucionar la vida de cientos de miles de personas, dentro y fuera de ella. Es por esta y otras razones que escapan nuestro campo de trabajo, que creemos que cada etapa que abre una fresca y nueva oportunidad de crear un ciudad distinta, moderna, de avanzada.