Día Internacional del Agua y nueva Ley de Aguas
El día 22 de este mes se conmemora el Día Internacional del Agua, celebración que pretende hacer conciencia sobre la importancia de conservar los ambientes que nos dan acceso a este elemento vital y asegurar el acceso a la población del planeta a agua de buena calidad.
No debemos olvidar que al día de hoy, según el Banco Mundial, casi mil millones de personas no tienen acceso al agua de forma cotidiana y que en México, más de 20 millones carecen del líquido. Esta cifras pudieran sonar abstractas, pero equivale a que el 25% y 20% de estas poblaciones respectivamente, enfrentan grandes problemáticas de todo tipo debido a esta limitante, que merma dramáticamente su desarrollo.
En caso del estado y la ciudad de Oaxaca, la crisis hídrica se ha fraguado en las últimas tres décadas acompañada del crecimiento acelerado de la población y el establecimiento de la vida urbana como forma predominante de vida.
Más o menos el 80% de nuestra población está dentro de ese sector, lo que le convierte en un usuario o demandante del servicio de agua potable bajo el modelo de demanda urbano. Éste varía según cada lugar, pero se calcula que es entre los 100 y 150 litros al día. Mientras, existen comunidades o sectores de la ciudad donde el servicio es igual a cero o casi cero.
En este marco tan comprometido, es que se levanta la actual polémica a partir de un intento por aprobar una ley, que transformará radicalmente la forma en que se entiende y maneja el uso y acceso al agua en todo el país.
Esta nueva ley tiene objetivos muy específicos que es necesario entender, porque altera la naturaleza y sentido de un bien que está contemplado como un derecho humano, garantizado por nuestra Constitución y un gran número de acuerdos internacionales. De ahí deriva en parte lo temerario y urgente de transformar esta normativa en favor del sector extractivo, que ha sido consentido sin límites en las últimas décadas por gobiernos subsecuentes.
Este sector, que ejerce un gran poder de persuasión sobre la clase política, se ha hecho del control y la toma de decisiones sobre el manejo hídrico y ambiental de varios países, entre ellos las grandes potencias de Norte América y Europa, que han incluido reformas para que el agua sea utilizada en procesos de extracción de petróleo y minerales, como es el caso de la técnica denominada fracking o fractura hidráulica.
Esta práctica consiste en inyectar agua «pesada» a las grietas del subsuelo, para «liberar» los hidrocarburos ahí atrapados y así poder ser extraídos y explotados. El problema es que esto significa el consumo de literalmente millones de litros de agua, y abre la puerta a la contaminación de mantos y mares, debido a la mezcla de substancias en el agua para aumentar su peso molecular y hacer que ésta expulse de las grietas el hidrocarburo.
La ley también beneficia a las empresas mineras, que podrían explotar el agua de los territorios donde se ubiquen, sin la necesidad de hacer un plan de gestión o incluso tener una concesión. Esto implica que literalmente podrían matar de sed a las comunidades vecinas de donde se instalen. La polémica ha sido tan amplia, que en fechas recientes el gobierno de Canadá se desmarcó de sus empresas mineras trabajando en otros países, como marcando distancias de la polémica que se avecina.
Las prácticas de las industrias extractivas en el mundo, y en México en particular, han sido muy cuestionadas y en muchos casos aberrantes. Es el caso de la minera estadounidense Penmont, que recibió en fechas recientes un fallo INATACABLE, ya que la comunidad del ejido El Bajío en el estado de Coahuila, demostró que ésta había explotado por 16 años tierras comunales, saqueando oro y plata, en perjuicio del territorio y los habitantes del lugar.
Abrir la puerta a una ley que facilita estos posibles actos, puede resultar en un alto costo y en un grave perjuicio para la mayoría, que vería cada vez más comprometida su supervivencia ante la sobreexplotación del agua. Es entonces en este marco, donde cabe hacer un llamado a la reflexión de los habitantes de país y preguntarnos si debemos permitir que se comprometa lo más preciado que tenemos, la vida misma.
@tavomad
La mirada maestra
Fotografías estereoscópicas de distintas ciudades del mundo, que podrás apreciar a través del lente de los emblemáticos visores View-Master.
Este sistema fue inventado en 1939 por William Gruber, un fabricante de órganos y fotógrafo estadounidense. A él se le ocurrió actualizar el antiguo estereoscopio usando la nueva película fotográfica de color disponible en ese entonces, el Kodachrome. Aunque el View-Master gira 14 imágenes, realmente solo hay 7 imágenes estereoscópicas. 2 imágenes son vistas simultáneamente -una por ojo- simulando así la sensación de profundidad en la percepción binocular.
Del 1° de abril al 30 de junio del 2015.
RAW: aprender haciendo
En conferencia en Casa de la Ciudad, Paul Neseth, fundador de los talleres internacionales de construcción colaborativa Real Architecture Workshop (RAW), habló del trabajo realizado desde hace cinco años en la comunidad de La Mesita, en San Pablo Etla.
Hace miles de años, afirma Neseth, el arquitecto tenía la labor de diseñar y construir con sus propias manos. En el Renacimiento hubo una separación entre aquellos que diseñaban, a mano, y aquellos que construían. Hoy en día, la computadora ha absorbido muchas de las tareas del arquitecto, ocasionando que éste se desvincule del objeto que diseña y construye.
El taller RAW surgió con el objetivo de ser un ejercicio de aprendizaje para estudiantes de arquitectura, mediante el retorno a la experiencia de construir proyectos reales, con las propias manos. Los proyectos se llevan a cabo anualmente en distintos lugares del mundo, uno de ellos es el centro ecológico La Mesita, ubicado en el municipio de San Pablo Etla, perteneciente a la Zona Metropolitana de la ciudad de Oaxaca.
Omar Davis, alumno graduado del taller RAW en el 2012, que ha estado involucrado con la cartografía de La Mesita desde entonces, habló sobre el contexto geográfico del sitio, con el fin de ayudar a comprender la importancia de los proyectos en esta región.
La Mesita se sitúa entre la ciudad y las tierras comunales de San Pablo Etla. Se encuentra al pie de las montañas, donde la elevación aumenta con rapidez. Es aquí, afirma Davis, “donde comienzan los bosques de robles, encinos y pinos, los cuales han sido registrados y administrados en las últimas décadas por el Comisariado de Bienes Comunales, organismo encargado de operar este centro. Actualmente, San Pablo Etla tiene un estatus oficial de conservación de sus bosques, y la educación ambiental es un aspecto importante para el sitio”.
Las tierras comunales de la zona se superponen con las microcuencas más importantes, algunas de las cuales abastecen de agua a la ciudad de Oaxaca. Los cambios en el uso de suelo de tierras de cultivo a vivienda han posicionado a La Mesita como un sitio de mediación entre la ciudad y las montañas, el entorno construido y el natural.
Los atractivos de este centro ecológico incluyen jardines, infraestructura de paisaje y sitios de demostración para los visitantes. Los cinco proyectos llevados a cabo en estos años, relata Paul, forman parte de una lista de necesidades para el sitio, definidas previamente por la comunidad. Todos los proyectos son elaborados en una semana por los estudiantes y la comunidad, comparten el uso de materiales locales y el respeto por su emplazamiento en el contexto natural. Entre los proyectos llevados a cabo en el sitio destacan el mirador, la torre inclinada, el arca, el bungalow de la diversidad y el centro de bienvenida, su más reciente edificación.
Finalmente, Neseth afirmó que más que los proyectos en sí, el entendimiento y la conexión cultural son lo que le dan valor a la experiencia de estos talleres.
Espacios de Paz
Conferencia Pico Estudio (Venezuela)
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