Espacios de Paz: de Venezuela a México
Para dar inicio a las actividades en el marco del año de las Periferias en Casa de la Ciudad se llevará a cabo la conferencia Espacios de Paz, impartida por el estudio de arquitectura venezolano Pico Estudio
Promover una cultura de paz que propicie la convivencia ciudadana en armonía pasa por resemantizar los territorios. Garantizar que aquellos lugares de exclusión y violencia en las ciudades se transformen en una zona de tregua para el encuentro y disfrute colectivo es el objetivo del proyecto Espacios de Paz, liderado por la oficina de arquitectura venezolana Pico Estudio.
A través de un ejercicio de diseño participativo, el proyecto —llevado a cabo por primera vez en el 2014 en cinco comunidades de Venezuela— busca activar procesos de trasformación física y social a partir de la autoconstrucción de espacios públicos en contextos urbanos conflictivos.
Mediante la transformación de espacios residuales y en desuso, este modelo busca crear dinámicas sociales que inviten a nuevas formas de convivencia y relaciones en las comunidades, transformando las categorías fundamentales que rigen la vida cotidiana: el uso del tiempo y el espacio.
La metodología de esta iniciativa consiste en un taller participativo de seis semanas de duración, que involucra a cinco grupos de arquitectos a nivel internacional, en donde cada uno se centra en el desarrollo de un proyecto en una comunidad específica. Este proyecto, que ha tenido gran éxito, se replicará en la ciudad de Querétaro, construyéndose el primer Espacio de Paz en nuestro país.
La conferencia Espacios de Paz, de entrada libre, se llevará a cabo el día viernes 20 de febrero, a las 19:00 horas en Casa de la Ciudad, una iniciativa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO), que se encuentra ubicada en la calle de Porfirio Díaz nº 115, esquina Morelos, Centro Histórico, de la ciudad de Oaxaca.
Redes técnicas lentas II
Como lo hemos descrito con anterioridad, la necesidad de nuestra sociedad de estar conectada ha sido patente, sobre todo, cuando el modo de sociedad urbana ascendió como estructura dominante en el planeta.
Pero el que los habitantes de las ciudades estemos conectados, no sólo a redes de comunicación, sino a un conjunto de estructuras que resuelven nuestras necesidades elementales, resulta indispensable. Siguen siendo las necesidades básicas, las que mayor cuidado reclaman en estos tiempos, cuando menos en nuestros territorios.
Drenaje y alcantarillado, calefacción, y electricidad, pero sobre todo agua potable, son aspectos en la vida de las sociedades, que no dejan de ser la base del buen funcionamiento de las urbes. La gente necesita estas redes para mantener, en buena parte, la estructura y el orden social que conocemos hoy día. Son en muchos casos y sin exagerar, la medida de la civilización.
Una de las teorías sobre la decadencia de la Antigua Roma, de hecho, se vincula a un cambio que se dio en la red de distribución de agua potable en la ciudad. Por siglos, los acueductos que distribuían el agua a las viviendas de las clases acomodadas y edificios públicos, eran fabricados de barro, lo que los hacía frágiles y demandantes de un mantenimiento constante.
Sin embargo, al inicio de la era cristiana del Imperio Romano, las ducterías fueron remplazadas por tubos de plomo, parte de la evolución tecnológica de la época. El plomo es un material flexible impermeable y con una larga resistencia a la oxidación. Parece el material perfecto para distribuir agua potable, sin embargo, tiene un inconveniente, poco a poco intoxica a las personas, las cuales terminan por desarrollar un síndrome con varios síntomas, que pueden conducir a la locura.
Así de importante puede ser para una sociedad la existencia de buenas y saludables redes técnicas en las ciudades, sin embargo, en nuestro entorno seguimos padeciendo la falta de precisamente, estas infraestructuras esenciales.
La ciudad de Oaxaca sufre cada día grandes problemas en la distribución de agua potable; no llega a muchas partes de la ciudad y a otras lo hace luego de haber sido contaminada. Se calcula que hasta el 40% del agua que se bombea a la ciudad se pierde por fugas o tomas clandestinas, que disminuyen el caudal y permiten la contaminación de este líquido esencial.
Recientemente se inició la modernización del acueducto que trae agua desde la zona de San Agustín Etla a la ciudad de Oaxaca, obra que ya se ha prolongado en el tiempo y ha generado no pocos conflictos sociales. Una cosa salta a la vista en esta obra, sin duda necesaria: se están utilizando tubos de cemento y probablemente asbesto, cuando existen materiales a base de polímeros, más flexibles, resistentes y seguros para la salud, que permiten una mejor conducción.
Las redes de agua son fundamentales para mantener una ciudad saludable y en calma, sin embargo, el crecimiento en mancha de aceite de la urbe, que incluye su ascenso a las áreas montañosas que le bordean, ha complicado fuertemente el que esta red se extienda adecuadamente.
La falta de organización del territorio urbano, representada en la existencia de un mercado inmobiliario sumergido, que coloca a la venta grandes extensiones de terreno rústico, normalmente sin uso de suelo urbano, alejado de la dotación de servicios, ha dado lugar a una forma de ciudad difícil de gestionar y orientar al futuro.
Y si la red de agua potable es importante en la vida de las ciudades, lo que pasa con el agua una vez que hemos hecho uso de ella, es igualmente relevante. No son pocos los asentamientos en la mancha urbana, que en estos momentos vacían sus desechos en arroyos, grietas, o pozos. Esto porque la red de drenaje tampoco ha logrado extenderse a la velocidad que la urbanización informal demanda, lo que pone en riesgo la buena salud del medio ambiente y de sus habitantes.
Pero expandir rápidamente las redes por lo largo y ancho de la ciudad, no sólo es una misión complicada y muy cara, es también dar soporte a un modelo de crecimiento sobre el territorio poco sostenible, del que el Estado está formando parte. La verdadera solución para hacer eficientes este tipo de redes, pasa por hacer la ciudad más compacta y densa, para que menos tubos beneficien a más personas. De otra manera las consecuencias de este crecimiento serán cada vez más costosas en todos los sentidos.
@tavomad
Redes técnicas lentas I
Vivimos en una sociedad caracterizada, en muy buena parte, por su capacidad de conectarse y compartir información a velocidades que otras generaciones sólo podrían haber imaginado. Esto lo hemos conseguido mediante la evolución constante, que en materia de medios y formas de comunicación han tenido las sociedades desde sus orígenes más antiguos.
En lo que consideramos el mundo moderno, este proceso inicia con la construcción de la red de caminos que conectaba a Roma, capital del Imperio Latino, con las provincias, a distancias considerables. Pasando por extensas vías que conectaban el Imperio Mongol o el Azteca en México, la creación de redes de comunicación ha sido esencial para nuestra existencia como sociedad.
Las innovaciones ya desde la época antigua, consistían en hacer más y más rápidas estas redes. El de los mongoles, por ejemplo, el más grande imperio que haya existido sobre la faz de la tierra, basaba su estructura de administración del territorio en un sistema de mensajeros a caballo, que operaba sobre una red de caminos, donde se ubicaba un establo a cada tanto, y de esta forma podían cabalgar siempre con monturas frescas y bien alimentadas.
Así la red de comunicaciones, permitía trasladar mensajes e instrucciones a gran velocidad por todo lo largo y ancho del Imperio del Kan. Desde entonces, resultó evidente que para controlar y desarrollar el territorio, era necesario acelerar cada vez más las velocidades con las que los seres humanos entramos en contacto unos con otros.
En nuestros tiempos, los sistemas de comunicación tienen matices distintos a los que las sociedades antiguas pudieron responder. Las comunicaciones están, en su mayoría, basadas en redes en tiempo real, dentro de las que destaca notablemente la existencia del internet y la telefonía móvil. Que la mayor parte de los habitantes del planeta usamos, a veces en las partes más remotas del orbe, donde pareciera imposible que esto sucediera.
Somos extremadamente dependientes de estas redes, al grado tal, que buena parte de nuestra economía global, se basa en una malla de cables submarinos que facilitan la conexión de todos los extremos de globo. Estos cableados tienen, a su vez, sistemas y rutas secundarias, ya que si uno de estos grandes cables de fibra óptica fallara, se generaría de inmediato una pequeña crisis global.
Para las ciudades, el interés por desarrollar redes no resulta menos vital. Si pudiéramos revisar un plano de estas redes de interconexión, descubriríamos cómo se desplazan de una parte a otra del mundo, conectando precisamente ciudades, casi siempre las más poderosas del mundo.
En nuestra realidad inmediata, por desgracia, nos encontramos bastante en la cola de este nivel de desarrollo tecnológico enfocado a las comunicaciones. Basta encender una computadora y tratar de navegar en búsqueda de información, para darnos cuenta de que algo no va bien, muchas veces las páginas no se despliegan propiamente o nuestros correos electrónicos no salen de la bandeja.
La velocidad de la red que cubre la ciudad de Oaxaca, está lejos de ser la que una ciudad de vanguardia necesita. Esto es en mucho culpa de la falta de una red troncal de fibra óptica, que distribuya conectividad a alta velocidad sobre la zona metropolitana. Por lo que la puesta en marcha de una infraestructura de este tipo, debería ser un elemento central en la construcción de nuestra ciudad hacia el futuro.
Igualmente, pese a ser las redes técnicas digitales la base del esquema de comunicaciones de las ciudades, otras redes son igualmente necesarias e indispensables, de unas veces acelerar y otras controlar mejor la comunicación.
Es el caso, por ejemplo, de las redes viales de todos tipos, éstas presentan flujos muy poco eficientes y nada constantes. Lo que hace que la movilidad humana en la ciudad sea un conflicto cotidiano, que padecemos todos los habitantes de esta urbe. A esta lentitud sistémica, se suma el gran número de conflictos sociales que usan las vialidades como forma de manifestación cotidiana.
Aquí también la situación y su solución, pasan de nuevo por el desarrollo e inclusión de respuestas tecnológicas nuevas y más avanzadas, que permitan regular los flujos de personas. El concepto de velocidad pasa a un segundo término, y nos debemos centrar en otros: la regularidad y seguridad con que este fluido se debe desplazar en la red urbana de nuestras ciudades, pero de eso hablaremos próximamente.
@tavomad