Ambulante Oaxaca 2014
Del 24 de abril al 4 de mayo, la gira de documentales Ambulante visita Oaxaca. Asistan a alguna de las 26 sedes en todo el estado donde se estarán proyectado los documentales seleccionados para la muestra.
Este año visitan el Centro de barrio de la colonia Azucenas, para compartir con los niños de la colonia su programa infantil. Pasen la voz: 26 de abril 20:30 h.
Descarga aquí el programa oficial Oaxaca 2014
Haciendo oficial la doble fila
Solucionando el problema, con el problema.
Quienes caminen por la calle Reforma o Garcia Vigil estos días notarán un cambio notable en el paisaje que por evidente puede que no se identifique del todo. Se trata de la adecuación de cajones de estacionamiento en batería que el caso de G Vigil va desde el inicio del acueducto en el barrio de Xochimilco sur, hasta una calle antes de llegar al Zócalo de la ciudad.
Esta medida fue creada para permitir el mayor número de autos estacionados en sobre el flanco de la calle, por lo que la presencia de automóviles estacionados se ha incrementado de forma muy evidente, pero la medida implementada por transito municipal va aún más allá. En algunas partes de esta misma calle se ha implementado una fila extra de estacionamiento en el lado opuesto de la calle, ampliando aún más los cajones disponibles en dos filas.
Hace un par de semanas cuando el director de vialidad municipal anunció esta medida argumentaba que se establecía como una forma de combatir la doble fila de estacionamiento que se forma sobre estas y otras calles –el Imparcial 24 de marzo del 2014–. Sin embargo esta medida por el contrarío, no pone freno a la practica de la doble fila, si no que la hace oficial, se vuelve normativa y así los elementos de transito no tiene que preocuparse de ella, en las calles que la permitan.
Sorprende la forma tan poco meditada con la que se impone esta medida en una de las calles con mayor atractivo económico y patrimonial de la ciudad. Sorprende también como la afectación al paisaje urbano ha sido tan poco considerada, al grado que actualmente lo que podemos apreciar sobre G Vigil es la instauración de un gran estacionamiento público gratuito, que ocupa la mayor parte del perfil de la calle.
Hay varios argumentos a esgrimir en contra de esta medida, que si bien va destinada a resolver el problema de la falta de lugares de estacionamiento, termina generando un número mayor de conflictos.
De entrada están los evidentes, la sensación de que de a poco el centro de la ciudad se convierte en un estacionamiento público gratuito, que termina siendo una nueva forma de subsidio a los propietarios de vehículos. Lo que se vuelve una forma de incitación a que la gente compre más coches, si la gasolina esta subsidiada, los impuestos a su posesión se van eliminando y el estacionamiento gratuito se duplica, parece que tener un auto es una buena idea, el problema es donde acomodar este aumento de vehículos.
También están las afectaciones al transito, eliminar una fila de circulación para estacionar más autos, no genera ninguna alternativa al propio auto. Es decir, no se está eliminado un carril de circulación para ofrecer alguna otra alternativa, como un carril bici o mejorar las condiciones de movilidad peatonal. Simplemente se trata de un reacomodo dentro de la geometría de las calles de un mayor numero de vehículos parados, esto trae dos consecuencias inmediatas.
En el caso de la entrada y salida al cajón de estacionamiento, esta se hace desde dos direcciones, izquierda y derecha, lo que implica cortes a la vialidad por ambos lados. Por otro lado, la salida de los estacionados en batería se hace en reversa, lo que aumenta el número de puntos ciegos, incrementando las probabilidades de accidentes especialmente para peatones ciclistas y motociclistas, que desaparecen más rápidamente del cuadro visual.
Pero sobretodo, resulta triste ver como de nuevo se traza una política que va en contrasentido con lo que la lógica y la tendencia en movilidad marca para las ciudades en la actualidad, de nuevo quedamos fuera del ritmo de los avances en materia urbana. Mientras en ciudades de nuestro propio entorno se instauran parquímetros para reducir la presencia de autos en las fachadas de las calles, aquí se amplían espacios.
Si suponen que esta medida ayudará a la actividad turística o de servicios los estudios y experiencias previas señalan lo contrario, los espacios de estacionamiento suelen ser copados por propietarios de negocios y residentes locales lo que anula esta medida. Lo que realmente hace a una ciudad más eficiente y accesible comercialmente es que la gente pueda transitarla fácilmente y entrar a comprar libremente, eso esta ampliamente documentado y llevado a al practica en ciudades como el D.F.
Si esta medida se extiende mas allá de los límites que tiene en la actualidad las consecuencias para el paisaje y la vida de la ciudad pueden ser muy negativas. Atacar problemas en las ciudades con una visión que se reduce aun sólo aspecto de la misma es una practica poco rentable par la ciudad y sus habitantes. Solucionar un problema haciéndolo oficial equivale a evadir el problema de fondo, y aceptar que simplemente no se ha podido resolver.
Transporte y demanda
Hasta donde podemos llegar
Sin duda alguna un elemento central en la vida de la ciudad de Oaxaca tiene que ver con las opciones de transporte público que en la urbe operan y el nivel de demanda y servicio que de ellos esperamos.
Casi todos los habitantes de esta ciudad hoy con proporciones metropolitanas, hemos hecho uso de manera cotidiana o eventual de algún medio de transporte público. Nuestras actividades suelen desarrollarse en toda la geografía de la ciudad, trabajo, escuela, comercio ocio, las desarrollamos en prácticamente cualquier sector en la urbe, en parte por el impulso de nuestra dinámica cotidiana y en parte por falta de planeación en la ciudad pero eso es otro tema.
La suma de esto son literalmente cientos de miles de viajes diarios que se multiplican a medida que la ciudad se hace más compleja y su población joven entra en un rango de edad productivo.
Para resolver esta demanda se ha construido de manera intuitiva y sin mucha planeación un sistema de transporte compuesto por una diversidad de vehículos y modalidades que abarcan prácticamente todo el espectro disponible, con excepción de los sistemas masivos. La red de transporte público de la ciudad la componen, lo mismo autobuses, que mototaxis, suburbans, que taxis colectivos o locales.
En conjunto se ha construido una estructura de la que dependen para su sustento miles de familias sin que el sistema tenga algún sustento en particular que no sea la iniciativa o intereses de alguna de las asociaciones sociales que operan las concesiones.
El problema es que cuando un sistema crece en la forma en que ha crecido este, casi todo el peso de su operación cae al usuario. El exceso de recorridos, la falta de pasaje, el bajo rendimiento de los vehículos usados, son solventados desde el usuario, quién resulta cautivo de un sistema que no termina de ofrecerle el servicio que merece, pero del cuál se esta haciendo responsable casi en su totalidad.
En fechas recientes hemos dado cuenta en medios de comunicación, declaraciones y hasta amenazas a propósito de perdidas y bajos rendimientos de los concesionarios de transporte debido a las crispaciones sociales y el aumento en el costo de combustibles. Lo que puede ser cierto, hasta un cierto punto.
Lo que se extraña es que en ninguna de estas declaraciones llevara una sola frase de autocrítica. Ni una mención al mal estado de las unidades, a la falta de capacitación de los choferes, a la falta de respeto constante que muestran los cobradores, a las carreras urbanas que continuamente comparte, a las jornadas de trabajo que tiene que hacer los choferes y que supera o duplica el máximo autorizado.
De nuevo todo el peso de la problemática del sector pretende ser trasladado al usuario, mediante la solicitud de un nuevo aumento de tarifa, que se solicita cuando aún no se han cumplido los compromisos anteriormente adquiridos. De momento no se han reorientado rutas, los camiones siguen siendo alterados por su choferes y la seguridad en las unidades va en picada.
En el caso de los taxis seguimos siendo víctimas de la falta de un tarifario claro, de la mala atención de choferes y de la inseguridad del servicio. Ante esto el usuario esta desprotegido ante las poderosas asociaciones que apadrinan estos servicios y que superan el poder del simple consumidor, que no se ve en otro papel que el de acatar esta realidad.
¿Pero hasta dónde, que ha traído como consecuencia esta realidad? El resultado es casi obvio, la desestimación de los usuarios por el transporte público y un vuelco hacia el transporte privado. Lo que se convierte en un circulo vicioso que de a poco va golpeando la ciudad y su calidad de vida.
A medida que la población se motoriza de manera individual, el número de unidades se multiplica exponencialmente y con ellos los problemas que acarrean. Congestión vehicular, contaminación del medio ambiente, e incremento del estrés en las personas. La ciudad se orilla cada vez más hacia un estado de emergencia que amenaza su propia estabilidad.
Urge reflexionar en colectivo sobre esta situación, aceptar responsabilidades desde los distintos sectores involucrados e iniciar un proceso de cambio y transformación. En la situación actual que guarda la ciudad y sus habitantes no debería prevalecer un sistema de intereses minoritarios, si no el bien de la mayoría como antídoto a la falta de un sistema eficiente y justo.
Pacificar la ciudad IV
Una urbe estridente
Mencionamos al inicio de esta serie el concepto de pacificación del espacio urbano se amplía más allá de los límites la situación vial de alguna ciudad. Tiene que ver como la construcción de un medio ambiente más amable en todos los sentidos, apto para la adecuada convivencia y desarrollo de las personas.
Pero como construir un lugar con estas condiciones cuando resulta imposible escucharnos, cuando los ruidos que dominan en la ciudad, no son los razonables diálogos de las personas, si no alaridos sin sentido que emergen de cada rincón.
Por donde nos encontremos en la ciudad, resulta evidente que el primer sonido que identificaremos será el rugir de los miles de motores que han invadido casi cada lugar en la urbe. Están aquellos que ya no son ni siquiera cuestionables y que estamos tan acostumbrados percibir que simplemente aceptamos, como el camión del gas, con sus melodías megafónicas, o el motor de una pipa de agua que enmudece todo a su paso.
Están los miles de autobuses de trasporte público, muchos de los cuales ya deberían estar fuera de circulación por antigüedad, que suben y bajan cada calle de la ciudad. Esté o no dentro de su ruta, que por cierto se trazan según los intereses del prestador del servicio, por encima del de los usuarios y sin respeto por la ciudad misma.
Aquí también los autos privados hacen presencia y complementan un lamentable concierto que hace nuestra ciudad cada vez menos disfrutable. El sonido de los motores silencia lo mismo avenidas que calles, parques o el zócalo, quedan muy pocos rincones donde escapar de su invasión.
Pero la contaminación acústica de la ciudad no se limita ni por mucho a los motores. Tenemos todo un compendio de emisores de ruido que complementan e concierto cotidiano. Altavoces en negocios establecidos, vendedores callejeros, manifestantes, celebraciones, y hasta rallys, hacen de la ciudad de Oaxaca un lugar cada vez más estridente sin muchos lugares de descanso auditivo.
El cómo esto nos afecta en nuestro estado cotidiano tiene múltiples variaciones, y va desde el estado de ánimo de las personas hasta afectaciones a la economía local.
Sabemos gracias a estudios que tienen que ver con la psicología ambiental que el estar expuestos a fuentes de ruido constantes y sobre todo por encima de un cierto rango, afecta nuestro estado de ánimo a corto y largo plazo. Convirtiéndose en un efecto estresante que termina por modificar nuestro estado de ánimo hacia uno inestable, seguro que muchos hemos sentido esta sensación de desesperación que el ruido de la calle genera.
A nivel económico pese a lo complejo que puedan resultar estas mediciones es evidente que en el caso de los visitantes foráneos al centro de la ciudad su percepción de este lugar muchas veces se limita a una definición específica: ruidoso. Este entre otros factores muy probablemente es responsable de que la estadía de visitantes en nuestra ciudad sea menos de 1.5 días actualmente y que la llegada de visitantes extranjeros haya caído considerablemente según datos oficiales.
De poco servirá la promoción que se hace de la ciudad si los visitantes descubren que la realidad es mucho más escandalosa de lo que el afiche publicitario nos enseña.
Pero sobretodo tenemos que pensar en quienes aquí habitamos y merecemos un mejor ambiente para nosotros y nuestras familias. Un lugar donde no podemos escuchar y discutir nuestras ideas se parece más a una discusión de sordos donde nadie atiende y nadie aprende nada, un abismo de sordos.