La Casa de la Ciudad
10 años de discusiones, ideas y propuestas
El año 2004 fue una época llena de eventos relevantes en la ciudad y el estado de Oaxaca. El gobierno estatal había entrado en funciones ese mismo año con un ímpetu de realizar acciones inmediatas, mismas que no fueron siempre bien aceptadas por la sociedad. Al tiempo, el gobierno municipal del entonces presidente Gabino Cué, había concluido con un intento fallido de llegar a la gubernatura del estado.
Pero también en ese año se había concretado una iniciativa impulsada por dos miembros de la sociedad civil: María Isabel Grañén Porrúa y Sebastián van Doesburg, quienes desde la naciente Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca impulsaban la creación de un espacio para discutir y reconocer algo tan abstracto como la ciudad misma. Así aparecía la Casa de la Ciudad en nuestra urbe.
El porqué de este lugar tan particular en la vida de la ciudad de Oaxaca tiene un significado histórico singular. En el momento que aparece Casa de la Ciudad, el planeta entero se volcaba decididamente hacia una cultura urbanizada. Al mismo tiempo las ciudades de escala pequeñas enfrentaban más y más crisis derivadas de su propia expansión y crecimiento poblacional.
En ese contexto inicia funciones esta pequeña institución ubicada en lo que había sido un antiguo edificio colonial parte del oratorio de San Felipe Neri, que anteriormente había cumplido un gran número de funciones de orden público y privado y que para entonces se encontraba en un estado lamentable.
Si la Casa de la Ciudad ha cumplido una década al servicio de la sociedad es principalmente porque poco a poco se ha convertido en un lugar de encuentro, no sólo de personas, sino de las ideas que éstas aportan. Éste es quizás el mayor aporte que CDLC ha hecho desde su origen, muchos debates intensos y discursos fundamentales se han llevado a cabo en sus aulas y patios. Igualmente un gran número de exposiciones y actividades culturales suceden cada semana enriqueciendo el matiz cultural de la ciudad.
Pero la labor realizada no se queda allí. Durante estos diez años el trabajo se ha hecho también en las calles, plazas y edificios que han sido recuperados, restaurados o creados desde sus iniciativas. Lo mismo en la ciudad de Oaxaca que en alguna de las regiones del estado, decenas de construcciones históricas fueron restaurados gracias a la participación del Taller de Arquitectura. Su más reciente actuación permitió el rescate de la antigua estación de ferrocarril de la ciudad hoy en proceso de recuperación
En los últimos tres años también se ha aportado en materia de infraestructura urbana. Luego de la apertura del Centro Cultural San Pablo y el traslado del Taller de Arquitectura, el nuevo Taller de Urbanismo ha trabajado para dotar de infraestructura y equipamiento a barrios y colonias.
Así, con el trabajo colectivo con las autoridades municipales, se consolidó el Centro de Barrio de la colonia Azucenas, la recuperación del Jardín Húzares y junto a la Secretaría de las Infraestructuras, la nueva ciclopista al Tule. A estos se suman una serie de proyectos a la espera de recibir el visto bueno de autoridades y sociedad civil para ejecutarse, así como otros que están en proceso de desarrollo o de elaboración.
Pero el estado de urgencia que enfrentan las ciudades en el planeta y, en particular la nuestra, demandará durante los próximos años aún más trabajo y esfuerzo. Lo retos son muchos: mantener nuestra ciudad histórica en buen estado, contener el crecimiento expansivo y descontrolado, proporcionar agua y servicios básicos a la población o aportar soluciones a los graves problemas de movilidad son apenas unos ejemplos de esto.
Para lograrlo, tendremos que encontrar un canal así como los mecanismos que nos hagan partícipes y responsables a todos aquellos que habitamos en esta ciudad. Es necesario mantener y recuperar espacios para que desde la sociedad civil se mantenga el impulso transformador y restaurador del contexto de nuestra ciudad y el medio ambiente que la arropa.
La Casa de la Ciudad nació y se mantiene como un lugar de todos y para todos, es un espacio abierto y dispuesto para que la sociedad continúe participando en la transformación y mejora de su ciudad. Este pequeño experimento social alojado en la esquina de Porfirio Díaz y Morelos pretende seguir existiendo como parte participativa de nuestra sociedad y seguir aportando en la construcción de un lugar más justo y sostenible donde todos encontremos un lugar para ser felices.
Aprovecho para invitarlos a que nos acompañen al festejo por estos diez años de trabajo compartido que comenzará con un paseo nocturno en bicicleta el próximo viernes a las 21h desde el convento de Santo Domingo y al terminar a un concierto con la China Sonidera en la Casa de la Ciudad. La entrada es libre.
2014 – Año de los Mercados
Un año para los mercados
Hablar de mercados es hablar de ciudad, es hablar en muchos sentidos del origen mismo de muchas ciudades. Los mercados son lugares de intercambio, no sólo de productos y dinero, sino de ideas y perspectivas. Son el punto obligado de paso para todos los que habitan la ciudad y el lugar de llegada para aquellos que llegan del campo a vender sus productos. Son, en resumen, uno de los componentes más importantes y necesarios de nuestra sociedad y sus urbes.
Los mercados, por lo tanto, son parte de esa ambigua definición que cada vez nos cuesta más entender y suponer: el espacio público. Lugares comunes donde acudimos con cualquier pretexto -no sólo el de comprar y vender- sino también comer, conocer, pasear… Son lugares para reconocernos e intercambiar noticia. Lugares para todos, propiedad y responsabilidad de todos.
La Casa de la Ciudad quiere dedicar este año a estos espacios singulares y únicos que en contexto de una ciudad como la de Oaxaca resultan imprescindibles. Queremos reconocerlos, entender su situación actual y tratar de aportar en la construcción de un debate que los conduzca hacia una mejora constante de sus condiciones, en la búsqueda de que estos lugares sigan formando parte importante de la vida de nuestra ciudad, de nuestras vidas.