Del verde al gris y de vuelta al verde IV

Del verde al gris y de vuelta al verde IV

Del verde al gris y de vuelta al verde IV
La vuelta del color

Las ciudades que habitamos hoy día son las más pobladas, dinámicas y llenas de vida que jamás han existido en la historia de las sociedades humanas. Sin embargo, en el proceso que las llevó a este punto, perdieron mucha de su virtud, de su belleza natural, de su relación medio ambiente-personas, lo que finalmente la ha oscurecido y transformado muchas veces en lugares inertes, vacíos.

Pero este no es ni por mucho el fin de las transformaciones que las ciudades han visto o verán. Por el contrario. Se trata de un proceso constante y rápido en el que podemos intervenir de manera positiva si desarrollamos dinámicas en pro de reconstruir la relación entre el medio natural y las personas.

El que las ciudades cuenten con espacios verdes resulta siempre una ventaja en cualquiera de las posibles dimensiones desde donde lo analicemos.

Está por una parte el factor ambiental. Un árbol es capaz de absorber los contaminantes de 100 vehículos y generar suficiente oxígeno para varias personas. Están también otros componentes, como el que una propiedad esté cerca de un parque puede incrementar hasta un 70% su valor. Igualmente está comprobado desde la psicología ambiental que un paisaje natural ayuda a la buena salud mental de las personas.

Por lo anterior, reintegrar este tipo de espacios a las ciudades debería ser una tarea preponderante si pensamos en mejorar el estado general de las cosas en la urbe y las condiciones de nuestro medio ambiente. Las ciudades necesitan aire tanto como nosotros -aire limpio y de buen aroma- eso les ayuda a estar sanas y si ellas lo están, nosotros también.

Antes que nada es importante identificar cual es el estado real que guarda cada uno de los sectores de nuestra ciudad. Hay que entender que las ciudades son diversas; rara vez un pedazo de una urbe se parece a otro. Cada cual mantiene sus diferencias de orden físico y social, lo que condiciona las necesidades de espacio público y de lugares abiertos dentro del entramado urbano.

Crear espacios públicos abiertos no puede reducirse simplemente al cercado de algún espacio residual o a la colocación de algún mobiliario para incentivar el juego. Se trata de un hecho más complicado que debiera suponer un proceso de reintegración entre las personas primero, y luego entre ellos y el espacio que les rodea.

Deberíamos saber cuáles son las necesidades reales que tienen las personas que habitan un lugar, sus deseos e intereses, y pedirles que imaginen cómo será el espacio urbano que desean les rodee. Es muy importante involucrar a los pobladores de nuestra ciudad en la creación de los espacios abiertos de calidad que requieren para mejorar su barrio o colonia.

Lo cierto es que la constitución de un área verde bien equipada en la ciudad es una inversión de muy bajo costo si se le compara con otro tipo de infraestructuras. Un parque o jardín significa un gasto hasta diez veces menor del que representa una obra más tradicional. Por ésta y otras causas es que resulta inexplicable la inexistencia de estos lugares, así como la creación de programas dedicados a su construcción.

Otras ciudades, por ejemplo la capital del país, han iniciado un proyecto destinado a la creación de pequeños parques dentro de los entramados urbanos ya consolidados a los que denominaron Pocket Park. Denominación tomada de la lengua inglesa y que se traduce literalmente como “parques de bolsillo” haciendo alusión a lo pequeño de su escala pero también a su capacidad de arropar a todo un barrio.

La generación de este proyecto no demuestra otra cosa sino la urgencia que han determinado como indispensable algunos gobiernos para generar espacios verdes en las ciudades. En especial aquellas que han adquirido una escala tal que les aleja de la convivencia con la vida silvestre.

Pero quizás una de las más lindas virtudes de las áreas verdes es que no requieren de la presencia institucional para emerger en la ciudad. Muchas veces, y por todo del orbe, la organización popular ha arrojado algunos de los espacios verdes abiertos mejor logrados, sin la necesidad de contar con grandes recursos u enormes presupuestos.

La ciudad requiere de estos pequeños puntos verdes en nuestro entorno, ya sean los gobiernos, la sociedad organizada, o un vecino que planta un árbol en una esquina abandonada. Todo esfuerzo es necesario, porque quizás haya muchas coas que sobran en nuestro paisaje, pero siempre faltará un árbol más.

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