De aeropuertos, valles y lagos

De aeropuertos, valles y lagos

Hace un par de meses se anunció en la Ciudad de México, por parte del Gobierno Federal, la puesta en marcha de una iniciativa que dará lugar a la construcción de un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México. Esta idea está acompañada de otra serie de acciones, que pretenden generar conectividad entre la nueva infraestructura y el resto de la ciudad.

Las infraestructuras son algo necesario y urgente en la vida de las ciudades, de eso no debe quedar ninguna duda. Son las arterias y órganos que permiten que la ciudad sobreviva y se mantenga operando en beneficio de quienes la habitamos.  En México somos más de 80 millones de personas, de los cuales cerca de 22 millones se encuentran en la Zona Metropolitana del Valle de México. Y es por esta misma razón, que debemos ser cuidadosos a la hora de planificar estas necesidades y convertirlas en proyectos viables, y sobre todo sostenibles en cada aspecto. Es decir, las infraestructuras deben ayudarnos a construir un mejor futuro, no comprometerlo.

Sin embargo, en tiempos recientes, el enfoque con que se ha planteado la creación de nuevas infraestructuras dentro de las ciudades, no cumple necesariamente con esta visión de las cosas, que debería ser prioritaria. Los proyectos de infraestructuras, cada vez miran como prioritaria la rentabilidad y la urgencia, incluso más que el propio servicio que éstas prestan. Un caso reciente, el de la línea 12 del metro de la Ciudad de México, es un ejemplo, que se debe tener muy en cuenta como paradigma, de cómo no se deberían abordar estos proyectos. El cierre parcial de la línea, a poco más de un año de haber sido inaugurada, fue resultado de una cadena de eventos, donde se daba prioridad a todo, excepto a la parte central de la discusión: que la línea fuera eficiente, segura y con capacidad de ofrecer un alto nivel de servicio. Los problemas iniciaron desde la concepción misma del proyecto. El modelo de gestión por el que optó el Gobierno de la Ciudad, llegó a ser tan mal pensado, que lanzaron un concurso sin tener un proyecto. Cobijados en argumentos legales y sin mucha consideración por las partes técnicas, la línea 12 del metro tuvo primero recursos y constructor, y luego un proyecto base; es decir, al revés de lo que nos debería marcar la lógica esencial.

Para el caso del aeropuerto nuevo de la Ciudad de México, se ha venido construyendo un proceso, que por lo menos, debería ponernos nerviosos y preocuparnos un poco. El propio emplazamiento del aeropuerto en lo que queda del lago de Texcoco, es ya una cuestión debatible por muchas razones, que van desde las meramente técnicas, respecto al tipo de suelo y la existencia de cuerpos de agua, hasta las más radicales en materia ecológica. Entre éstas últimas, destacan el impacto que tendrá esta nueva obra en el ecosistema lacustre, que aún persiste en esta parte del Valle de México, y que es lo poco que queda del sistema de lagos original del valle. Otras cosas a considerar, son la serie de proyectos paralelos que acompañaran la creación del aeropuerto. Se habla de la construcción de más autopistas urbanas elevadas y la extensión de líneas del metro. Cada una de estas acciones, acarreará una gran presión a la ciudad y a su territorio de distintas maneras.

Por un lado, está el hecho, que las infraestructuras se centran esencialmente en la movilidad, pero sobre todo, en la movilidad motorizada. Sean aviones o vehículos con ruedas, el gasto, que podría llegar a los 300 mil millones de pesos, se destina en su mayoría a este rubro. Se están dejando de lado otros aspectos igualmente prioritarios y necesarios, como la movilidad no motorizada, o dotar de una mayor participación a las alternativas ligeras de movilidad en transporte público, como el Metrobús.

Las ciudades requieren de un estado de balance para mantener su salud y la de sus pobladores; no deberíamos dejar que el brillo de obras de gran escala, nublen el sentido común  y la razón, y sobre todo comprometan el futuro.La ciudad necesita infraestructuras, pero éstas deben ser en consideración de las particularidades del medio ambiente y social que las aloja. Abrir la cartera del gasto público y arrancar megaproyectos sin mucha reflexión, puede resultar muy caro. Si tienen dudas, miren a España y su crisis interminable.

@gustavo_madridv

Casa de la Ciudad