El acto de sembrar
El urgente combate a la contaminación
Mientras las ciudades acumulan más y más personas, también reúnen actividades humanas que en nuestra región se caracterizan por una elevada dependencia tecnológica, que a su vez significa un aumento en las emisiones de contaminantes que nuestras actividades cotidianas conllevan.
El proceso de motorización de la población del país y en particular de nuestras ciudades ha sido muy precoz y en la actualidad significa la principal causa de producción de gases de efecto invernadero. Sin embargo, lo importante de este hecho no es la realidad en sí, sino las consecuencias, que es realmente importante y relevante destacar.
La emisión de contaminantes, hoy sabemos es responsable de una gran variedad de consecuencias para la salud de las personas, que finalmente se transforma en un alto costo social y económico para los estados.
Como sucedió en el caso del tabaco y sus consecuencias a la salud, a medida que pasa el tiempo, se descubren más y más consecuencias de este constante incremento de las emisiones contaminantes a la atmósfera. No son sólo los contaminantes tradicionales como CO2 los que generan consecuencias negativas a la salud de las personas, sino que existen toda una serie de otros gases, como el dióxido de nitrógeno y partículas suspendidas, que también acarrean consecuencias sobre la buena salud de los habitantes de las ciudades.
Sin duda resulta indispensable iniciar una estrategia de mitigación que nos ayude al control de este fenómeno, que a escala global trae consecuencias aún más extraordinarias. Los cambios en materia de ciclos climáticos son cada vez más evidentes e implican también afectaciones al medio inmediato donde habitamos.
El aumento en la temperatura del planeta es claro en muchos lugares, la ciudad de Oaxaca no es la excepción, resulta claro que los veranos son más calurosos y las temporadas de lluvias cada vez más instintivas. También la flora local se ha venido afectando; muchas especies están en riesgo de desaparecer por el desarrollo de plagas que arriban bajo la cubierta de estos cambios de temperatura y ambiente.
Ante esta realidad, es necesario implementar acciones que nos ayuden a mitigar estos efectos, que por desgracia van a ritmos cada vez más acelerados y arrojan consecuencias cada vez más extensas sobre nuestra sociedad.
Regular el uso de vehículos automotores sería una parte importante y necesaria para buscar solucionar el problema, lo mismo la implantación de un sistema de transporte público mejor armado y eficiente. Pero estas medidas requieren un amplio consenso y seamos realistas un desgaste en materia política importante, que igualmente en algún momento tendremos que abordar en forma colectiva.
Pero hay otras actividades, en particular una, que debería ser una constante pese a todo en la ciudad si queremos enfrentar el reto de mejorar la calidad de vida a largo plazo de los habitantes de esta ciudad: reforestar.
Cada árbol, seto, o planta que aparece en la ciudad se convierte en una pequeña solución a los retos que hemos descrito antes y que no son pocos. Si nos concientizamos de esta realidad y aportamos desde nuestra realidad inmediata, sembramos o cuidamos una planta, el mundo cambia a nuestro favor.
Este pasado fin de semana, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, la Casa de la Ciudad, Mundo Ceiba, los gobiernos municipales del Tule, Tlalixtac de Cabrera, Santa Cruz Amilpas y Santa Lucía del Camino, junto con el Gobierno del Estado, nos dimos a la tarea de sembrar casi 600 nuevos árboles sobre el recorrido de la ciclopista Arco Sureste en su tramo Tlalixtac-Tule.
Esta sencilla pero significativa acción representa generar 600 nuevas esperanzas de que un día nuestro aire será más limpio y nuestro futuro más transparente. Un reconocimiento a todos los que participaron en esta apuesta por un futuro más verde, y por conjuntar dos factores esenciales para proveernos de una forma de movernos por la ciudad limpia y un camino lleno de árboles.