Un cajón de estacionamiento: 266 mil pesos
Hace ya varios meses que arrastramos un debate local que una vez más ha dividido la opinión pública de quienes habitan esta ciudad. La construcción de un Centro “Cultural” y de Convenciones en las faldas del cerro del Fortín, cerca de donde se ubica actualmente el auditorio de la Guelaguetza, se ha convertido en un tema álgido del cual se derivan varias consecuencias.
En esta misma columna se ha manifestado un desacuerdo, no totalmente con el sentido del proyecto como factor de movilidad económica, que pudiera ser interesante, si no con el lugar elegido para ser implementado: una de las pocas zonas verdes que van quedando en una ciudad que se aprieta, cada vez más asfixiada en concreto y que carece precisamente espacios que brinden remanso en la vida urbana contemporánea.
Mientras la tendencia que creemos debería seguir cualquier ciudad en la actualidad, va orientada a la construcción de manchas urbanas más sostenibles y equilibradas ambientalmente, continuamente este tipo de megaproyectos chocan con estos principios hoy básicos.
Para muestra un dato que se suscribe dentro de la iniciativa del proyecto del Centro de Convenciones, se pretende la construcción de un estacionamiento en varias plantas que alojaría cerca de 600 vehículos. Este elemento sería el primero en construirse aledaño a la zona urbanizada del Fortín, saltando la carretera internacional y requeriría una inversión de aproximadamente 160 millones de pesos.
Hasta aquí todo parece anécdota, si no fuera por una situación particular, al dividir el monto del presupuesto de este estacionamiento con el número de cajones a alojar descubriremos que el costo por lugar de estacionamiento es de 266 mil pesos. Es decir, cada cajón de estacionamiento tiene el valor de un automóvil nuevo, pero eso no es lo más desconcertante.
Si calculamos el costo medio por hora de un cajón de estacionamiento en la ciudad de Oaxaca, nos daremos cuenta que el tiempo para recuperar esta inversión por lugar de estacionamiento es muy largo. Si estuviera ocupado este cajón tipo 24 horas al día los 365 días del año, se requerirían de 20 años para recuperar la inversión, o de 40 años para una ocupación constante de 12 horas, más cercana a la realidad.
Esto sin contabilizar costo de mantenimiento y operación del inmueble así como el valor del suelo y las depreciaciones, lo que hace del proyecto un elemento desde el punto de vista financiero incosteable, ya que no existe una tasa de regresión de la inversión rentable. Por consiguiente, le convierte en una infraestructura subsidiada, es decir, una inversión pública que debería al menos manifestar un retorno social de lo invertido.
Se alude a decir que este retorno corresponde a la mejora de las condiciones para el sector turismo de la ciudad, que Oaxaca se llenará de visitantes que vendrán a organizar grandes congresos. Personalmente pongo en duda estas previsiones, no se han hecho realidad en otras ciudades nuestro entorno como Tuxtla Gutiérrez o inclusive Puebla, pero además se compite con otros lugares que cuentan con atractivos como playas y mejores infraestructuras.
Sin embargo, lo absurdo de invertir dinero público en lugares de estacionamiento va más allá del aspecto económico, volviendo a la lógica de construir ciudades más sostenibles y eficientes. La pregunta es si debemos seguir subsidiando al automóvil privado, responsable del colapso de nuestras ciudades y emisor de la mayor parte de los contaminantes que han calentado el planeta en las últimas décadas.
266 mil pesos, es el costo de una vivienda social, también representa un aula para una escuela, con 166 millones de pesos se podrían construir 100 km de carril bici confinado. O reforestar de manera integral el propio cerro del Fortín, fuertemente deteriorado y víctima de un gran abandono.
De nuevo el debate es el lugar, este elevado costo por cajón de estacionamiento se debe a la gran estructura de concreto armado que se debe construir para poder dar lugar a los 600 vehículos que alojaría. Si el mismo objetivo se hiciera en un suelo plano y abierto el costo se reduciría a algo parecido a lo 60 mil pesos. Una quinta parte del precio actualmente asignado
Pero eso no salva el problema de fondo que esta vez pretendemos abordar, y es que el dinero público debería ir dirigido a proyectos que hagan viable la vida futura de quienes habitamos esta nuestra ciudad. El reducir la reserva vegetal de la ciudad o inducir el incremento de vehículos motorizados mediante subsidios ocultos al auto, desde ninguna de estas perspectivas pareciera la fórmula adecuada.
@tavomad