Archivo mensual mayo 8, 2014

Antrification

 

El centro de la ciudad de Oaxaca es un lugar muy peculiar y especial para quienes habitan o visitan la ciudad, es el corazón de un entramado urbano donde habitan casi 600 mil almas. Es también el lugar de referencia, y el que más peso tiene –lo que no necesariamente es muy bueno– a la hora de hacer referencia a la ciudad misma, por lo que su estado general debería ser una prioridad.

El centro de la ciudad de Oaxaca concentra también la mayoría de las actividades económicas de la urbe, representadas en su mayoría por el sector comercio y servicios que a escala metropolitana significan el 60% del PIB de la ciudad según el último censo económico del INEGI.

En este sentido se generan muchos fenómenos que suelen acompañar este tipo de dinámicas económicas. Algunos reafirman el sentido productivo del sector, otros por el contrario si no se regulan adecuadamente pueden resultar altamente nocivos. No sólo para la ciudad y su economía si no para la imagen que de la ciudad se construye.

Calle por calle del centro histórico es más común identificar como el uso de suelo de muchos sectores se han transformado en corredores donde priva un modelo de negocio dedicado a la venta de bebidas alcohólicas que hoy día se distribuye en casi cualquier dirección. Este sector se va expandiendo rápidamente por la ciudad lo mismo en el lado norte que el sur del centro y da la impresión de que buena parte del centro está avocado a esta actividad.

Con la existencia de estos giros se desatan otros fenómenos, algunos de relativa poca relevancia, como la contaminación auditiva que generan desde tempranas horas del día y hasta muy pasada la noche. Otros son más complejos y tiene que ver con la inseguridad que se pervive en la ciudad, por más que las autoridades insistan en negar datos recolectados sobre los índices de delincuencia en la ciudad.

Lo cierto es que a nivel de la calle es común la percepción de que es mejor evitar ciertos sectores del centro, que hay que rodear o simplemente no pasar desde ciertas horas. Estos habían estado hasta hace poco concentrados en lado sur del centro pero desde hace muy poco se han ido expandiendo hacia el norte ocupando calles que tradicionalmente se habían mantenido liberadas de estos giros como Independencia o Morelos.

Actualmente bajo el esquema de bares o mezcalerías se han ido abriendo gran cantidad de locales que sólo ofrecen eso, bebidas alcohólicas. No se trata de lugares de consumo de alimentos o de diversión familiar, si no de centros de ingesta de alcohol que de a poco van dominando el paisaje de la ciudad, quién lo dude de una caminada por la calle Porfirio Díaz por la noche, descubrirá una calle que no conocíamos.

Quién escribe no intenta hacer de santurrón o de mojigato, no se trata de asustarse por que una actividad como esta se desarrolla en la ciudad. Lo que es verdaderamente preocupante es que a ratos parece que este es el único sector donde se hace negocio, pareciera que abrir un bar o cantina, garantiza el éxito para sus propietarios lo que nos debería preocupar en el plano social y económico de sobremanera.

Es común que muchos de estos locales tengan visitantes desde tempranas horas de la mañana, seguro que muchos nos hemos percatado de esta realidad. La pregunta es si estas personas están en un bar por la mañana ¿no significa que una parte de nuestra población, grande o pequeña, no está produciendo para mejora de nuestra sociedad?

Muchas veces nos hemos sorprendido como en un municipio colindante con este y parte de la zona metropolitana como Santa Lucía del Camino existan literalmente cientos de giros negros, y que sus datos en seguridad sean escandalosos. Que podemos esperar si esta dinámica prolifera en la ciudad entera y se impone como orden común.

Me parece que la existencia de actividad dentro del sector servicios incluso la de los bares es positiva, siempre y cuando exista una adecuada regulación en la materia y un mecanismo que controle su crecimiento desmedido. Resulta también importante que se impulse a los empresarios del sector hacia otros modelos, facilitando espacios, créditos y capacitación si lo hacen.

La ciudad tiene que tener espacio para todos los sectores y giros, pero requiere de equilibrio para subsistir, calles seguras y un mediano recato a la hora de presentar su imagen, de otro modo terminamos en el nefasto simbolismo del antritismo como descripción.