Redes técnicas lentas IV

Redes técnicas lentas IV

Movilidad y transporte

De todas las redes técnicas que las ciudades necesitan para poder existir, quizás la que más retos y desdén enfrenta por su importancia, los actores sociales involucrados y el desconocimiento que de ella tenemos, es la de transporte.

Movilizar personas y bienes dentro de los territorios metropolitanos se ha vuelto una necesidad cada vez más grande, a medida que nuestras sociedades se han diversificado y se ha consolidado un modelo económico basado en el consumo. No sólo de cosas indispensables, sino de gran cantidad de elementos superfluos, que igualmente es necesario producir y distribuir dentro de las ciudades.

Por ejemplo, el consumo de bebidas endulzadas en México es simplemente descomunal; es el más alto por cabeza en el mundo, llegando a los 160 litros por persona de media según distintas ONG. Estas bebidas se reparten mediante camiones de alta capacidad, que desde las plantas de producción acarrean el producto a las ciudades. En Oaxaca, por ejemplo, no hay grandes embotelladoras, apenas una local en las cercanías del Tule, por lo que éstas son traídas, en su mayoría, desde el estado de Puebla cada día.

Esto significa que cientos de camiones de carga se mueven sobre la “supercarretera» Puebla – Oaxaca semanalmente con miles de botellas, que luego se distribuyen en las poblaciones del Valle. Particularmente en la Zona Metropolitana, que concentra una sexta parte de la población del estado.

Esto implica la saturación de las vialidades de la urbe cotidianamente, por éste y muchos tipos de vehículos de abasto y reparto, que mantienen la ciudad surtida cada día.

En el caso de la movilidad colectiva la situación no es mejor, ya antes hemos escrito en esta columna sobre el estado precario en el que opera la red de transporte público. Basada en un sistema de operación intuitivo,  bajo un régimen de gestión que recae casi totalmente en el chofer, y en su resistencia física para poder operar tantas horas como le sea posible, y acumular la «cuenta» de la unidad.

A esto se suma, que el transporte se ha convertido en una forma de generar empleos e intereses en la zona de los Valles Centrales y en todo el estado, lo que lo hace un agente relevante en el contexto socioeconómico de la ciudad. Por lo tanto es sujeto de grandes problemáticas que se repiten cada día.

Los usuarios de vehículos privados son aquí también un componente esencial, la masa vehicular se va incrementando cada día, a medida que la ciudad se hace más compleja y se desgastan las alternativas de movilidad colectiva. De forma que los habitantes de la ciudad optan por el vehículo privado motorizado, aportando igualmente a la saturación de la red.

Así, la estructura de movilidad, que debería ser la columna vertebral del sistema, es una de las que peor operan en la ciudad. Cruzar un extremo de la Zona Metropolitana al otro puede tomar 45 minutos. Mucho, si se piensa que se trata de un recorrido de sólo 12 km, es decir, una velocidad media de 16 km/h.

Pero la inoperancia de esta red, a la que casi cada habitante de la ciudad se encuentra conectado, así como su saturación, no es sólo responsabilidad del flujo. Lo cierto es que hasta la actualidad, no se ha hecho un verdadero plan de mejora de este sistema acorde al momento histórico que vivimos, que permita integrar nuevos elementos, mejorando su capacidad técnica.

Las intersecciones son extremadamente deficientes y funcionan a base de semáforos programados, cuando ya desde hace mucho, existen sistemas inteligentes que controlan sus faces en función de la demanda. Pasos peatonales elevados mal diseñados hacen que las personas opten por cruzar en cualquier parte, creando conflictos constantes, y superficies de rodamiento con secciones mal diseñadas, afectan la urbe cotidianamente.

La red que facilita la movilidad y el transporte en la ciudad, es una más de las tantas que se requiere entender mejor y hacer operar de manera más eficiente, acorde a nuestros tiempos. De no ser el caso, el conjunto de estos retrasos someterá a la ciudad al estado de letargo en el que poco a poco se adentra.

@tavomad

Casa de la Ciudad