Redes técnicas lentas II

Redes técnicas lentas II

Como lo hemos descrito con anterioridad, la necesidad de nuestra sociedad de estar conectada ha sido patente, sobre todo, cuando el modo de sociedad urbana ascendió como estructura dominante en el planeta.

Pero el que los habitantes de las ciudades estemos conectados, no sólo a redes de comunicación, sino a un conjunto de estructuras que resuelven nuestras necesidades elementales, resulta indispensable. Siguen siendo las necesidades básicas, las que mayor cuidado reclaman en estos tiempos, cuando menos en nuestros territorios.

Drenaje y alcantarillado, calefacción, y electricidad, pero sobre todo agua potable, son aspectos en la vida de las sociedades, que no dejan de ser la base del buen funcionamiento de las urbes. La gente necesita estas redes para mantener, en buena parte, la estructura y el orden social que conocemos hoy día. Son en muchos casos y sin exagerar, la medida de la civilización.

Una de las teorías sobre la decadencia de la Antigua Roma, de hecho, se vincula a un cambio que se dio en la red de distribución de agua potable en la ciudad. Por siglos, los acueductos que distribuían el agua a las viviendas de las clases acomodadas y edificios públicos, eran fabricados de barro, lo que los hacía frágiles y demandantes de un mantenimiento constante.

Sin embargo, al inicio de la era cristiana del Imperio Romano, las ducterías fueron remplazadas por tubos de plomo, parte de la evolución tecnológica de la época. El plomo es un material flexible impermeable y con una larga resistencia a la oxidación. Parece el material perfecto para distribuir agua potable, sin embargo, tiene un inconveniente, poco a poco intoxica a las personas, las cuales terminan por desarrollar un síndrome con varios síntomas, que pueden conducir a la locura.

Así de importante puede ser para una sociedad la existencia de buenas y saludables redes técnicas en las ciudades, sin embargo, en nuestro entorno seguimos padeciendo la falta de precisamente, estas infraestructuras esenciales.

La ciudad de Oaxaca sufre cada día grandes problemas en la distribución de agua potable; no llega a muchas partes de la ciudad y a otras lo hace luego de haber sido contaminada. Se calcula que hasta el 40% del agua que se bombea a la ciudad se pierde por fugas o tomas clandestinas, que disminuyen el caudal y permiten la contaminación de este líquido esencial.

Recientemente se inició la modernización del acueducto que trae agua desde la zona de San Agustín Etla a la ciudad de Oaxaca, obra que ya se ha prolongado en el tiempo y ha generado no pocos conflictos sociales. Una cosa salta a la vista en esta obra, sin duda necesaria: se están utilizando tubos de cemento y probablemente asbesto, cuando existen materiales a base de polímeros, más flexibles, resistentes y seguros para la salud, que permiten una mejor conducción.

Las redes de agua son fundamentales para mantener una ciudad saludable y en calma, sin embargo, el crecimiento en mancha de aceite de la urbe, que incluye su ascenso a las áreas montañosas que le bordean, ha complicado fuertemente el que esta red se extienda adecuadamente.

La falta de organización del territorio urbano, representada en la existencia de un mercado inmobiliario sumergido, que coloca a la venta grandes extensiones de terreno rústico, normalmente sin uso de suelo urbano, alejado de la dotación de servicios, ha dado lugar a una forma de ciudad difícil de gestionar y orientar al futuro.

Y si la red de agua potable es importante en la vida de las ciudades, lo que pasa con el agua una vez que hemos hecho uso de ella, es igualmente relevante. No son pocos los asentamientos en la mancha urbana, que en estos momentos vacían sus desechos en arroyos, grietas, o pozos. Esto porque la red de drenaje tampoco ha logrado extenderse a la velocidad que la urbanización informal demanda, lo que pone en riesgo la buena salud del medio ambiente y de sus habitantes.

Pero expandir rápidamente las redes por lo largo y ancho de la ciudad, no sólo es una misión complicada y muy cara, es también dar soporte a un modelo de crecimiento sobre el territorio poco sostenible, del que el Estado está formando parte. La verdadera solución para hacer eficientes este tipo de redes, pasa por hacer la ciudad más compacta y densa, para que menos tubos beneficien a más personas. De otra manera las consecuencias de este crecimiento serán cada vez más costosas en todos los sentidos.

 

@tavomad

Casa de la Ciudad