La ciudad impermeable

La ciudad impermeable

La ciudad impermeable
Sellando el espacio urbano

Siempre que se acerca la temporada de lluvias inician las preocupaciones sobre las posibles afectaciones que los habitantes de la ciudad padecerán dependiendo del volumen de lluvia que se precipite este año.

Buena parte del problema se debe a la terrible gestión del agua que la capital del estado ha padecido desde siempre. Hasta el día de hoy no existe una política pública adecuada que ayude a resolver esta problemática que, pese a ser cíclica, no ha sido resuelta hasta el momento y por el contrario empeora a medida que crece la mancha urbana.

Existen problemas prácticamente en cada etapa del ciclo del agua. Mantos sobreexplotados y contaminados, zonas de captación deforestadas o urbanizadas, mala distribución, falta de colectores, ríos usados como drenaje y un carencia de un sistema de aguas pluviales interconectado a la red sanitaria. Puede sonar excesivo este recuento, pero al abrir la llave del agua de nuestra casa y ver el color de la misma podremos sacar nuestras propias conclusiones.

Lo cierto es que este es problema ha sido construido a lo largo de muchos años y solapado por cualquier número de administraciones. Lo que no quiere decir que debamos resignarnos y simplemente aceptar las consecuencias de la mala gestión del recurso más fundamental para la vida.

De entre todos los factores que de manera negativa han aportado a esta crisis hay uno que tiene que ver con el adecuado diseño urbano de las ciudades: los pavimentos. Si pensamos que una superficie que puede llegar a ser el 25 % del total de las ciudades está ocupada por calles y que el espacio público apenas resalta en el panorama, al tiempo que notamos que la mayoría de estas calles están selladas con concreto hidráulico, nos daremos cuenta que acusamos un problema que suma a la crisis hídrica, la ciudad ha sido sellada, impermeabilizada y nada se filtra por ella.

Este fenómeno se suma al desventurado círculo del agua en la ciudad, no sólo por el hecho de que se impide la recarga del manto freático sino que el agua de lluvia, al no encontrar forma de filtrarse, corre por las superficies de la calle, se mete en las atarjeas y se mezcla con las aguas negras, dando lugar a inundaciones con alto riesgo sanitario. Además, no hay que olvidar que la extracción de agua profunda es la principal forma de traer agua a la ciudad.

Para atacar esta situación es necesario empezar a hacer uso de una nueva forma de hacer ciudad, de construir calles, de dignificar el espacio urbano. Urge limitar el avance de la mancha de concreto y asfalto que de a poco va cubriendo la ciudad. En la actualidad, y desde hace mucho, existen otros procedimientos que pueden ser aplicados para solucionar este problema al tiempo que se mejora la imagen visual de nuestra urbe.

Si logramos por ejemplo reemplazar poco a poco las actuales banquetas de la ciudad por unas donde se facilite la filtración del agua hacia el subsuelo, podríamos captar no sólo el agua que cae sobre las banquetas para luego introducirla al subsuelo, sino también permitir que una parte del agua que escurre de las azotes sea infiltrada también por este mecanismo, lo que facilitaría la captación de una buena cantidad del líquido.

Fabricar banquetas con materiales permeables y dar lugar a pozos de filtración puede ser una estrategia que aporte a la solución de los problemas de la ciudad con el agua. Hay diversas opciones técnicas que pueden ser aplicadas para disminuir esta problemática, desde el uso de concretos permeables o la aplicación de rocas naturales y adoquines sobre materiales permeables.

Lo importante es empezar a plantear soluciones integrales que ataquen las dificultades de la ciudad y sus habitantes desde distintas perspectivas. No basta con intentar hacer que los coches circulen más rápido –cosa que hay que decir, no se ha resuelto en ningún lado– hay que entender que no se puede solucionar un problema dejando en herencia otros tres.

Pavimentar una calle es un acto de desarrollo urbano, pero hacerlo de forma precipitada o mal planeada puede acarrear consecuencias que compliquen la vida de la ciudad. La relación entre la dureza del pavimento, la escasez de agua y las continuas inundaciones es uno de los casos típicos de esta falta de comprensión del fenómeno urbano y su conexión con otros problemas.

Pero la solución está a nuestro alcance, deberíamos arrancar la construcción de guía de prácticas urbanas que nos permita desarrollar bien nuestra ciudad, haciéndola más rica, más saludable, más permeable.

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